Héctor Alonso
Apenas queda tiempo para evitar la hambruna y salvar las vidas de veinte millones de personas: entre tres y cuatro meses, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Ese es el tiempo que le resta para actuar con decisión a la comunidad internacional si quiere evitar decenas de miles de muertes en Yemen, Somalia, Sudán del Sur y el Noroeste de Nigeria. Las guerras y las sequías, que han provocado millones de desplazados en esos países y que impiden que llegue la ayuda internacional, han puesto en riesgo de hambruna a millones de personas.
El CICR ha solicitado 300 millones de dólares para poder atender de urgencia y con carácter inmediato a cinco millones de personas en Yemen, Somalia y el noreste de Nigeria, así como en zonas del sur de Sudán, donde ya se ha declarado la hambruna.
«Probablemente tenemos una ventana de tres a cuatro meses para evitar el peor escenario», ha asegurado Dominik Stillhart, director de operaciones del CICR en todo el mundo, en una conferencia de prensa celebrada en Ginebra. «Ahora tenemos una tormenta perfecta, con conflictos prolongados que se superponen a una grave sequía en el Cuerno de África y empeora la situación».
El cólera, que puede ser mortal para los niños, está aumentando en Somalia, donde la sequía está matando el ganado y obligando a la población a desplazarse en busca de agua.
Al menos 300.000 niños malnutridos están atrapados por los combates en el noreste de Nigeria y en varias ciudades de Yemen la situación es desesperada y la población no tiene acceso a los alimentos.
La guerra en Yemen ha llevado a la mayor parte de su población a una situación desesperada: 17 millones de personas están en una situación de inseguridad alimentaria y siete millones más en una situación de grave inseguridad alimentaria: es decir, no tienen acceso a alimentos suficientes para garantizar su supervivencia.
En Sudán, además, está la dificultad para acceder a amplias zonas del país por la presencia de Boko Haram, y la dispersión de la población obligada a huir de sus hogares. Las tasas de malnutrición aguda van desde el 20 por ciento hasta casi el 60 por ciento, con un aumento significativo de la mortalidad intantil y hay zonas inaccesibles del país donde la situación podría ser aún peor.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las organizaciones es la falta de dinero. Estados Unidos, que solía aportar la cuarta parte del dinero para las operaciones del CICR aún no ha entregado ni un dólar, en lo que va de año.