Más de 100 muertos en dos años en los centros de inmigrantes de Malasia

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Refugiado Rohingya en Malasia

Más de la mitad de los muertos son de Myanmar. La comisión de derechos humanos dice que las muertes -posiblemente causadas por las malas condiciones y los abusos- deben ser investigadas como crímenes

Más de un centenar de extranjeros murieron en los últimos dos años en los centros de detención de inmigrantes de Malasia por diversas enfermedades y causas desconocidas, según documentos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, financiada por el propio gobierno, a los que ha podido acceder Reuters. En 2015 hubo 83 muertes, y al menos 35 en 2016 hasta el 20 de diciembre.

No está claro si la tasa de mortalidad es mayor que en los países vecinos. La tasa es más alta que en los principales países industrializados, como Estados Unidos, que en el último año fiscal registró 10 muertes en su sistema de detención de inmigrantes, que tiene muchos más detenidos que Malasia.

Más de la mitad de los 118 muertos provienen de Myanmar, el país de donde proceden decenas de  miles de refugiados que llegan a Malasia, incluidos los musulmanes rohingyas que escapan a la persecución de las autoridades de Myanmar y su población mayoritariamente budista. Se desconoce el número de muertes rohingyas en los campamentos.

Investigadores que han visitado los centros han calificado las condiciones como «espantosas». Las enfermedades que llevaron a algunas de las muertes pueden haber sido causadas o exacerbadas por las malas condiciones de alojamiento, la falta de alimentos, los malos tratos o la falta de atención médica.

Condiciones brutales

El Ministerio del Interior de Malasia, que supervisa el departamento de inmigración, dijo que estaba tratando de mejorar las condiciones en los centros, pero que su presupuesto estaba limitado.

Las condiciones de vida dentro de los campamentos de Malasia son terribles: están superpoblados, no hay higiene y hay mucha violencia. Muchos de los detenidos dicen que no reciben alimentos, agua o asistencia sanitaria, por lo que muchos han desarrollado infecciones de piel y enfermedades pulmonares. Los enfermos ni siquiera están aislados, lo que lleva a la propagación de enfermedades contagiosas.

Todos los detenidos entrevistados también afirman haber sido golpeados por guardias en los campamentos o haber presenciado cómo otros fueron golpeados. Un ex recluso rohingya del campo Lenggeng en el estado suroeste de Negeri Sembilan dijo a Reuters en una entrevista que fue testigo de que los detenidos eran golpeados y luego los vio morir cuando las lesiones resultantes no fueron tratadas. «Cuando pedimos medicamentos, éramos golpeados», dijo.

Todos rechazaron ser identificados por temor a represalias.

Malasia, que no ha firmado la Convención de Refugiados de la ONU, trata a los refugiados como migrantes ilegales sin derechos.

Los 13 centros de detención en Malasia tenían un total de 86.795 detenidos por varios períodos durante 2016, según la EAIC.

Malasia no es el único país en el sudeste asiático que ha sido criticado por las condiciones en sus prisiones.

En su informe de derechos humanos para el año 2016, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que las instalaciones indonesias y tailandesas, incluidas las utilizadas para detener a los inmigrantes, están superpobladas. Según el gobierno, 548 presos murieron «bajo custodia» en Indonesia entre enero y junio de 2016 y 762 murieron en «custodia oficial» en Tailandia en el año hasta septiembre de 2016.

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