Las fronteras entre los países de África Oriental se colapsan por los controles, retrasando el transporte de alimentos
Una de las consecuencias de las pandemia y del cierre de fronteras en África Oriental está siendo el colapso de las aduanas, que está impidiendo el tráfico por carretera de mercancías, especialmente alimentos.
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) ha advertido que la situación podría poner en riesgo la seguridad alimentaria en la región. De hecho esta organización, dependiente de la ONU, es la responsable de la entrega de alimentos para decenas de miles de personas. Solo en Uganda alimentan a muchos de los 1,4 millones de refugiados que acoge el país. Solo tienen reservas de alimentos para el mes de junio.
En este momento tienen 2.000 toneladas de alubias y aceite de cocina atrapadas en diversas fronteras. En la ciudad fronteriza de Malaba, entre Kenia y Uganda, la fila de camiones ha llegado a medir sesenta kilómetros.
Los puertos de Mombasa, en Kenia y de Dar es Salaam, en Tanzania, son la principal puerta de entrada de mercancías para muchos países de África Occidental que no tienen salida al mar, como Uganda, Ruanda y Sudán del Sur.
Uganda requiere que los camioneros de las vecinas Kenia y Tanzania se realicen pruebas de coronavirus antes de entrar al país. También se están realizando pruebas en la frontera entre Tanzania y Kenia. Pero los retrasos en la devolución de los resultados han obligado a los camioneros a esperar hasta siete días. Este retraso ha hecho que suban los costes de transporte hasta en un 40 por ciento.
Hasta el momento África ha reportado casi 130.000 casos de COVID-19 y 3.790 muertes, unas cifras mucho más bajas que el resto de los continentes, posiblemente debido a su población mucho más joven y a la rápida reacción de los países africanos.