La quiebra del sistema humanitario internacional

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La quiebra del sistema humanitario internacional
Perspectiva ante la próxima Cumbre Humanitaria Mundial (23-24 de mayo)
Más de 125 millones de personas necesitan asistencia humanitaria en todo el mundo. Si formaran parte de un país, sería el undécimo más grande del mundo. Sin embargo, la necesidad ha superado la capacidad y los recursos. Con la Cumbre Humanitaria Mundial como horizonte (23 y 24 de mayo) se plantea un debate sobre si el sistema humanitario mundial está en quiebra o a punto de quebrar y cuáles son las posibles soluciones. Las grandes ONG internacionales apuestan por cambiar el sistema y dar la responsabilidad a las ONG locales.

La primera Cumbre Humanitaria Mundial, que tendrá lugar en Estambul los días 23 y 24 de mayo, fue convocada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para hacer frente a las necesidades urgentes planteadas en el escenario mundial. «Creemos que será una oportunidad única para hacer frente a los problemas, al sufrimiento de millones de personas en todo el mundo», dijo el embajador de la Unión Europea ante las Naciones Unidas, João Vale de Almeida, durante una rueda de prensa.

Más de 125 millones de personas están en necesidad de asistencia humanitaria a nivel mundial. Más de 60 millones son desplazados, por lo que es la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. Las crisis ahora duran más tiempo, aumentando la duración media de los desplazamiento: antes eran nueve años, ahora son 17 años.

Las necesidades están superando a los recursos disponibles. En la actualidad hay un déficil de 15.000 millones de dólares para atender a las crisis en marcha, principalmente en Nigeria, República Centroafricana y Siria. Aproximadamente el 90 por ciento de los llamamientos humanitarios de la ONU se prolongan durante más de tres años.

Por lo tanto, la reunión representa no sólo un llamamiento a la acción, sino también una alarma para reformar el sistema humanitario, a punto de romperse por las costuras.

Entre los objetivos principales de la cumbre está el fortalecer las alianzas entre los múltiples actores interesados, para poner a los civiles en el centro de la acción humanitaria. Uno de los problemas es, precisamente, la multiplicidad de actores: más de 23.000 organizaciones. Los expertos coinciden en que las estructuras de ayuda humanitaria no han evolucionado lo suficiente como para adaptarse a las nuevas necesidades. Una de las críticas es el paternalismo: se diseñan las acciones de arriba hacia abajo, sin contar con los beneficiarios. Por ejemplo, el sistema funciona sin contar con las organizaciones locales y los que deciden son los países donantes: en 2014, el 83 por ciento de la financiación humanitaria correspondía a los gobiernos donantes en Europa y América del Norte.

Entre 2010 y 2014, las agencias de la ONU y las grandes organizaciones no gubernamentales internacionales (ONG) recibieron el 86% de toda la ayuda humanitaria internacional. Sin embargo, menos del 2% fue enviada directamente a las organizaciones no gubernamentales nacionales y locales. Eso se refleja en el funcionamiento de la ayuda en las crisis actuales, donde apenas se tiene en cuenta las necesidades reales de los beneficiarios. En Idomeni, Grecia, por ejemplo, faltan recursos médicos y artículos de primera necesidad, como alimentos y mantas, o ambulancias: sólo hay disponibles dos para todos los refugiados en la región.

Los grupos que actúan más rápido son las pequeñas ONG y voluntarios con fuentes de financiación directa y menos burocracia.

Desde el reciente terremoto en Ecuador a la crisis del Ébola en África Occidental, las comunidades locales y las ONG son a menudo los primeros en responder debido a su proximidad. También tienen un mejor acceso a las zonas más difíciles de alcanzar, tienen conocimiento de las personas y las culturas, y pueden abordar y reducir el riesgo antes de que ocurra un desastre.

Por otro lado, las grandes organizaciones o instituciones como la ONU a menudo tienen dificultades para llevar a cabo operaciones humanitarias eficientes y eficaces.

Médicos Sin Fronteras (MSF) señalan a la ONU como el origen del mal funcionamiento, y que la estructura de ACNUR, la agencia de refugiados de la ONU, formada por un coordinador, un ejecutor y un responsable financiero, ha dado malos resultados en sitios como Sur Sudán, Jordania y la República Democrática del Congo. Asimismo, según MSF, esta estructura de triple mando hace que sea difícil contar con ONG para realizar el trabajo de campo, además de la resistencia a reconocer su ineficacia por temor a perder financiación o credibilidad.

Hay otras agencias de la ONU y ONG internacionales que sí colaboran más con las organizaciones locales, pero la relación sigue siendo «transaccional», en lugar de permitir la participación estratégica real. Por ejemplo, cuando se presta ayuda, ésta está determinada más por la disponibilidad de bienes y servicios que por lo que realmente se necesita en el terreno.

Por esta razón, las ONG de los países del Sur están empezando a exigir un cambio de las reglas: acompañamiento, en vez de dirección.

Organizaciones como Oxfam y Adeso han solicitado a la ONU y a las grandes ONG internacionales que proporcionen directamente los fondos a las ONG locales. Esto no sólo les ayudará a preparar y mejorar sus respuestas a las crisis, sino que también les permitirían acceder a la toma de decisiones. El objetivo de Oxfam y Adesso, así como Care International o Islamic Relief Worldwide, es que el 20 por ciento de toda la financiación humanitaria vaya directamente a las organizaciones locales.

Web de la Cumbre Humanitaria Mundial

Traducido por Héctor Alonso
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