Al menos medio millón de personas de tres países en riesgo de contraer enfermedades por la falta de agua potable y un posible repunte de la malaria
Mozambique, Malawi y Zimbabue se enfrentan al peor desastre climatológico de la Historia en esa zona del mundo
Tras el paso del ciclón Idai, uno de los más destructivos de la Historia en el sureste de África, y que ha dejado un rastro de destrucción y decenas de muertos, la población de esa extensa zona de África (Mozambique, Malawi y Zimbabue) se enfrenta al riesgo de enfermedades provocadas por la falta de agua potable (cólera y disentería) y por el crecimiento de otras enfermedades endémicas en la zona, como la malaria.
Al menos medio millón de personas están en riesgo, según los equipos de socorro que trabajan en la zona, tratando de llegar a comunidades que han quedado aislada tras la destrucción de puentes y carreteras.
El ciclón Idai, con vientos de hasta 170 kilómetros por hora, penetró en África por la ciudad portuaria de Beira, en Mozambique, y avanzó hacia el interior hasta golpear Malawi y Zimbabue. Según los expertos, se trata de uno de los peores desastres relacionados con el clima en el hemisferio sur.
Las cifras oficiales hablan de 360 muertos y 2,6 millones de personas afectadas, así como de una amplia destrucción de infraestructuras (casas, escuelas, centros médicos, carreteras y puentes), así como grandes inundaciones que han afectado a los cultivos. Según Médicos Sin Fronteras, el problema más urgente es el agua potable. Si no hay un restablecimiento rápido, la gente empezará a beber agua posiblemente contaminada con aguas residuales o incluso cadáveres.
El país más afectado es Mozambique, donde han muerto al menos 217 personas y más de 15.000 permanecen aisladas en zonas de difícil acceso. Según vayan bajando las aguas es probable que vayan apareciendo más víctimas.
La ciudad portuaria de Beira (Mozambique) ha sufrido daños enormes, con más del 90 por ciento de las infraestructuras destruido, con zonas aisladas por la rotura de puentes.
Malaria
Además de la falta de agua potable, contra lo que están luchando varias organizaciones distribuyendo purificadores de agua y artículos de saneamiento e higiene para evitar enfermedades, otra preocupación es la malaria. Muchas familias han quedado sin hogar, por lo que tienen que dormir a la intemperie, quedando expuestas a las picaduras de los mosquitos transmisores de la enfermedad.
En Malawi cerca de un millón de personas han quedado afectadas por las inundaciones. Hay 170 campamentos improvisados, donde más de 125.000 personas han buscado refugio y carecen de instalaciones sanitarias suficientes.
La prioridad de las organizaciones que trabajan en los tres países es evitar que la interrupción del suministro de agua potable y la malaria se ceben en los supervivientes, aumentando dramáticamente el número de muertos.
Otro problema será garantizar alimentos suficientes tras la destrucción de las cosechas.