La ONU acusa a Myanmar de «limpieza étnica» contra los rohingya

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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exhorta a Myanmar a poner fin a la violencia y acusa al país de practicar «limpieza étnica» contra esta minoría musulmana

Piden la retirada del Nobel de la Paz a Aung San Suu Kyi, máxima mandataria de Myanmar por no detener la violencia

Mientras el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exige a Myanmar que acabe con la violencia que ha provocado la huida de casi 400.000 musulmanes de la etnia rohingya a Bangladesh, el gobierno de Myanmar, la antigua Birmania, dice que tiene el apoyo de China.

La ofensiva militar de Myanmar en el estado occidental de Rakhine fue desencadenada como represalia por una serie de ataques de la guerrilla el 25 de agosto contra puestos de seguridad y un campo del ejército en el que murieron una docena de personas.

El gobierno de Myanmar se escuda en que es un asunto interno, apoyado por declaraciones del embajador chino, Hong Liang. El gobierno de Myanmar aduce que se trata de una respuesta de las fuerzas de seguridad contra terroristas extremistas.

Sin embargo la postura de China en la sede de las Naciones Unidas está siendo otra, al expresar su preocupación por la violencia «excesiva» y pedir medidas para ponerle fin. Estados Unidos ha solicitado la protección de los civiles.

China se está convirtiendo en el principal aliado de Myanmar, después de un largo período de aislamiento tras 50 años de gobiernos militares. El pasado año la histórica disidente y premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi se convirtió en la máxima autoridad del país. No ocupó la presidencia porque la constitución prohibe que lo sean aquellas personas con hijos extranjeros. Sin embargo, acapara los ministerios más importantes y la presidencia la ostenta un colaborador suyo. Está previsto que Suu Kyi se dirija al país el próximo martes.

Ya hay voces que piden que se le retire el Premio Nobel por no haber parado la violencia. Sin embargo, sus apoyos dicen que ella no controla a las fuerzas de seguridad nacional, en manos de los militares que formaban parte de la antigua junta que gobernaba el país.

Limpieza étnica

Para el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, lo que está sucediendo en ese país es una clara «limpieza étnica»: «Cuando un tercio de la población Rohingya ha tenido que escapar del país ¿podría haber una forma mejor de describirlo que como limpieza étnica?», aseguró en la conferencia de prensa en Nueva York en la que solicitó el fin de la violencia.

Mientras que el gobierno de Myanmar asegura que las operaciones están dirigidas sólo contra los terroristas, los refugiados dicen que el objetivo real es expulsar a los Rohingya, que son musulmanes, de un país de mayoría budista.

Numerosas aldeas Rohingya en el norte de Rakhine han sido incendiadas, pero las autoridades han negado que las fuerzas de seguridad o los civiles budistas sean los responsables y acusan a los insurgentes. Según el gobierno, se han quemado 45 aldeas y de 471 aldeas del norte de Rakhine, 176 han sido abandonadas por completo, y otras 34 están medio vacías. Según el portavoz del gobierno, los que han huido del país (casi 400.000 personas) tienen vinculación con los insurgentes o son mujeres y niños que huyen del conflicto.

Centenares de muertos

Hasta el momento se desconoce el número real de muertos. Según el gobierno, han muerto 432 personas, la mayoría insurgentes, desde el 25 de agosto. Sin embargo, las autoridades de Bangladesh, el país en el que se han refugiado la mayoría de los huidos, dicen que han encontrado al menos 100 cuerpos en un rio fronterizo y en las playas cercanas. También han naufragado varios barcos con refugiados.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, formado por 15 miembros, se reunió a puerta cerrada el miércoles para discutir la crisis por segunda vez desde que comenzó y acordó condenar públicamente la situación.

El Consejo expresó su preocupación por los informes de violencia excesiva durante las operaciones de seguridad y pidió medidas inmediatas para poner fin a la violencia en Rakhine, desacelerar la situación, restablecer la ley y el orden, garantizar la protección de los civiles y resolver el problema de los refugiados».

Por su parte Bangladesh dice que todos los refugiados tendrán que volver a su país y ha pedido zonas seguras en Myanmar. Myanmar dice que las zonas seguras son inaceptables.

Médicos Sin Fronteras dijo que tenía informes de que sus clínicas habían sido incendiadas y que pidió «acceso sin restricciones a las personas que necesitan desesperadamente ayuda».

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