Tras pasar por Cuba y dirigirse hacia Florida, el huracán Irma dejó en la isla caribeña vientos, lluvias torrenciales y enormes olas casi sin precedentes. Tras el paso del huracán, el más fuerte que se recuerda, muchos cultivos han quedado destrozados y diez personas han perdido la vida, lo que es una muestra de la violencia del huracán ya que Cuba, gracias a sus sistemas de alerta y protección civil no suele registrar víctimas en este tipo de fenómenos meteorológicos.
El gobierno cubano ha confirmado un total de 10 muertos en las provincias de La Habana, Matanzas, Camaguey y Ciego de Ávila.
La red de electricidad sigue baja en la mayoría de las provincias cubanas y el gobierno continúa trabajando en el restablecimiento de los servicios de electricidad en toda la isla.
En La Habana, Irma aterrizó con la fuerza de una tormenta tropical, dañando la infraestructura eléctrica, que aún no se ha reparado debido a las inundaciones. Además, cerca de 400 escuelas fueron afectadas, y uno de los principales hospitales de la capital, Hermanos Ameijeiras, sufrió inundaciones.
Cultivos devastados
Según AZCUBA, el grupo responsable de la industria azucarera, cerca de 300.000 hectáreas de plantaciones de caña de azúcar fueron afectadas. Algunos de los campos están completamente devastados y casi el 40 por ciento de las plantas están arruinadas o dañadas.
Los voluntarios de la Cruz Roja Cubana continúan apoyando los centros de evacuación, aunque en algunas provincias las personas comienzan a regresar a sus hogares.