Miles de inmigrantes y refugiados que tratan de llegar al norte de Europa se han quedado atrapados en Serbia desde que los países vecinos cerraron sus fronteras a principios de 2016. Después de meses de vivir en condiciones miserables en edificios abandonados o centros de recepción superpoblados, muchos intentan cruzar a Hungría. Pocos tienen éxito.
El cineasta Jaime Alekos pasó dos meses antes de este año entrevistando a decenas de migrantes, muchos de ellos menores no acompañados, que describieron haber sido atrapados cerca de la frontera por la policía húngara, golpeados brutalmente y obligados a regresar a Serbia. Sus informes son consistentes con los informes de los equipos de Médicos Sin Fronteras que trabajan en Serbia y que tratan regularmente a los migrantes por lesiones infligidas por patrullas fronterizas húngaras. Los abusos parecen ser sistemáticos y continuos. Esta película recoge los testimonios de los migrantes, así como sus sombrías condiciones de vida en Serbia. La información original aparece en la web de IRIN.
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