Más de 7.000 casos y casi 400 muertes
La República Democrática del Congo (RDC) declaró ayer el fin del brote de fiebre amarilla, días después de que Angona declarara lo mismo, tras seis meses sin registrarse ningún nuevo caso. Este brote ha sido el más peligroso y difícil de controlar en ambos países, y había provocado 965 casos confirmados y miles de sospechosos desde verano de 2016. A lo largo de este período han sido vacunadas más de treinta millones de personas en ambos países.
«Podemos declarar el fin de uno de los brotes de fiebre amarilla más grandes y desafiantes de los últimos años a través de la respuesta fuerte y coordinada de las autoridades nacionales, trabajadores de salud locales y socios», afirmó Matshidiso Moeti, Director Regional para África de la Organización Mundial de la Salud.
El brote, que se detectó por primera vez en Angola en diciembre de 2015, había causado 965 casos confirmados de fiebre amarilla en los dos países, con miles de casos más sospechosos. El último caso detectado en Angola fue el 23 de junio de 2016 y el último caso de la RDC fue el 12 de julio del mismo año.
Más de 30 millones de personas fueron vacunadas en los dos países en campañas de vacunación de emergencia, en la que también se procedió a limpiar zonas de difícil acceso y se desarrollaron campañas perventivas para asegurar la mayor protección al mayor número de personas posible. Esta respuesta sin precedentes agotó el stock global de vacunas contra la fiebre amarilla varias veces.
Más de 41.000 voluntarios y 8.000 equipos de vacunación con más de 56 ONG asociadas participaron en las campañas de inmunización masiva. Las vacunas utilizadas provienen de una reserva mundial co-gestionada por Médicos Sin Fronteras (MSF), la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), el UNICEF y la OMS. Sólo en los primeros seis meses de 2016 las organizaciones colaboradoras entregaron más de 19 millones de dosis de la vacuna, el triple del número habitualmente usado en un brote. Buena parte de la financiación procedió de Vaccine Alliance.
Un gran desafío
Los primeros casos de este brote fueron identificados el 5 de diciembre de 2015 en Viana, provincia de Luanda, Angola. El brote se extendió a todo el país y a la vecina República Democrática del Congo, donde la transmisión local se estableció en marzo de 2016.
Desde el inicio del brote, Angola notificó un total de 4.306 casos sospechosos y 376 muertes, de los cuales 884 casos y 121 muertes fueron confirmados por laboratorio.
Por su parte, la RDC ha notificado 2.987 casos sospechosos, con 81 casos confirmados por laboratorio y 16 muertes.
Uno de los principales logros de la respuesta a este brote fue la introducción de una innovadora estrategia de ahorro de dosis utilizando una quinta parte de una dosis regular de la vacuna contra la fiebre amarilla, una técnica aprobada por el Grupo Mundial de Expertos en vacunas para proteger al mayor número posible de personas de la amenaza inmediata de un gran brote urbano.
La OMS apoyó al Ministerio de Salud de la República Democrática del Congo para vacunar a 10,7 millones de personas en la ciudad de Kinshasa utilizando esta estrategia de reducción de dosis como medida a corto plazo que proporcionará inmunidad contra la fiebre amarilla durante al menos 12 meses y probablemente más tiempo.
El apoyo a los países continúa
Además de apoyar las campañas masivas de vacunación, la OMS y sus asociados continúan prestando apoyo a Angola y la República Democrática del Congo para reforzar la vigilancia, controlar la propagación de los mosquitos y comprometer a las comunidades para que puedan protegerse.
El cambio climático, la mayor movilidad de las personas dentro y fuera de las fronteras de las zonas rurales a las zonas urbanas densamente pobladas y el resurgimiento del mosquito Aedes aegypti están aumentando el riesgo de epidemias de fiebre amarilla.
«Los brotes de fiebre amarilla como el de Angola y la RDC podrían llegar a ser más frecuentes en muchas partes del mundo a menos que se tomen medidas coordinadas para proteger a las personas en mayor riesgo. Por lo tanto, necesitamos implementar un fuerte enfoque preventivo para vacunar a la población en riesgo en toda la región «, dijo el Dr. Ibrahima Socé Fall, Director Regional de Emergencias de la OMS.
En respuesta a ello, una amplia coalición de asociados, entre ellos la OMS, elaboró recientemente una nueva estrategia en la que se pide la «Eliminación de la epidemia de fiebre amarilla» para reforzar la acción mundial e integrar las enseñanzas extraídas del brote en Angola y la República Democrática del Congo.
Entre los componentes clave de la estrategia EYE figuran medidas para garantizar que las personas se vacunen antes de que se produzca un brote, aumentar el número de reservas mundiales de vacunas para responder a los brotes y apoyar una mayor preparación en los países más expuestos.