El pasado martes 9 de diciembre tuvo lugar en Bruselas el último ECOFIN del año. Estaba previsto que fuera una cita importante para el Impuesto sobre las Transacciones Financieras (ITF), ya que los once países que lo pondrán en marcha se comprometieron en mayo a alcanzar un acuerdo sobre su diseño e implementación en esta reunión. Sin embargo, debido a la falta de acuerdo, la decisión se ha aplazado hasta principios de 2015 y aseguran que el impuesto entrará en funcionamiento para 2016.
En los últimos meses las negociaciones se han mantenido bloqueadas porque España, Francia e Italia quieren implementar un ITF de mínimos que solo grave un número muy limitado de productos financieros. Mientras, Alemania y Austria apuestan por la aplicación de un impuesto de amplia base impositiva. De haber haberse significado que el ITF resultante no habría sido efectivo contra la especulación y se dejaría de ingresar hasta 30.000 millones de euros de los bancos; unos 4.000 millones sólo en España. Ahora los once países tienen una nueva oportunidad, hasta marzo de 2015, para lograr un acuerdo realmente ambicioso sobre el ITF.
Por ello, desde la campaña española consideramos que Francia tiene que dejar de poner palos en la rueda. El gobierno francés ha pasado de ser el abanderado del Impuesto sobre las Transacciones Financieras a su principal obstáculo. El gobierno de España tiene que dejar de seguir a Francia y escuchar lo que la sociedad le está pidiendo. Nadie entendería que el gobierno esté dispuesto a dejar de ingresar 4.000 millones de un sector que apenas paga impuestos y que tiene una gran responsabilidad en la crisis financiera.
El ITF ha motivado numerosas acciones en las últimas semanas. Precisamente para pedir que se alcance un acuerdo de calado, organizaciones de las campañas europeas llevaron a cabo una acción conjunta el pasado día 8 de diciembre en las capitales de España, Francia, Italia y Alemania. En la fachada del Congreso de los Diputados de España se pudo leer “Impuesto a las Transacciones Financieras: Montoro se pone del lado de la banca, De Guindos no combate la especulación y Rajoy renuncia a 4.000 millones de € del Sector Financiero para la lucha contra la pobreza”. En París, Berlín y Roma se realizaron acciones similares.
Además, un gran número de grupos parlamentarios, economistas y organizaciones de la sociedad civil se han pronunciado repetidas veces pidiendo al Gobierno español que apoye un ITF que grave a todos los productos financieros y que la recaudación se dedique íntegramente para atender necesidades sociales en España y para luchar contra la pobreza y el cambio climático en todo el mundo.
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