Vasco Coelho* y Manuel Barroso Sevillano**
Mozambique, país del África austral, saltó a las noticias de los principales medios de comunicación en las últimas semanas a causa del ciclón Idai. Este fenómeno meteorológico tropicaltocó tierra en la noche del jueves 14 al viernes 15 de marzo, en el centro del país, siendo Sofala (y su capital Beira) la provincia más afectada. No obstante, el Idai también hizo sentir sus efectos en las provincias próximas de Zambézia, Nampula, Tete e Manica, atingiendo en ese giro a Malawi. Posteriormente, el 16 de marzo el ciclón, ya en forma de tormenta tropical, llegó hasta Zimbabwe (1)(2) . El viernes, 22 de marzo, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) clasificó la crisis de las inundaciones de Mozambique como emergencia de nivel 3, situándola entre las principales prioridades de respuesta para la organización, al mismo nivel que Yemen, Siria y Sudán del Sur (3). Según la ONU, el ciclón Idai de Mozambique puede haber sido «el peor desastre natural de la historia del hemisferio sur».
Hasta el 1 de abril, el número oficial de muertos había ascendido a 518 personas, según el Gobierno de Mozambique. Las autoridades habían identificado casi 110.000 casas afectadas, siendo totalmente destruidas (59,910), parcialmente destruidas (33.925) o inundadas (15.784). Y más de 146.000 personas desplazadas se habían refugiado en 155 centros de alojamiento, en Sofala (116.237 personas), Manica (14.047 personas), Zambezia (13.203 personas) y Tete (2.655 personas) (4).
En esta misma fecha, el Ministerio de Salud informó que se habían registrado 1.052 casos de cólera, incluida una muerte. La mayoría de los casos notificados se informaron en Beira (959 casos; 1 muerte), seguidos por Nhamatanda (87 casos) y Dondo, donde se notificó un nuevo brote de cólera, con seis casos confirmados. De estos, 258 casos (25%) fueron reportados en las últimas 24 horas. El brote de cólera se está produciendo tanto en entornos urbanos (ciudad de Beira) como rurales, incluso en áreas inundadas donde el agua, el saneamiento y la infraestructura de salud se han visto gravemente dañados. Más de 711.000 hectáreas de cultivos han sido registradas como destruidas, lo que genera preocupación sobre la seguridad alimentaria y la sostenibilidad del retorno.
En lo que respecta a las consecuencias derivadas del paso del ciclón Idai en Mozambique, consideramos que sería conveniente clasificarlas en inmediatas y a medio plazo.
- En primer lugar, las implicaciones inmediatas de este ciclón han sido el rescate de víctimas y atención sanitaria a sobrevivientes, la prestación de asistencia humanitaria y la rehabilitación de infraestructuras básicas (carretera, agua, telecomunicaciones), que permitan el desarrollo todo lo anterior.
- En segundo lugar, a medio plazo: el Ciclón Idai va a tener consecuencias sociales y políticas que, a su vez, podrán tener implicaciones en el desarrollo del proceso de paz y en la organización de las próximas elecciones generales.
En relación al proceso de paz en marcha entre la Presidencia Nyusi del Frelimo y la Renamo, los “consensos de Gorongosa” se habían articulado alrededor de la descentralización (provincial y distrital) y de un proceso de desmilitarización (DDR) de los excombatientes de la antigua guerrilla. Si bien el desarrollo de este segundo ítem por diversas cuestiones no había avanzado tanto a primera vista como la reforma de la descentralización, es preciso recordar que la principal base militar de la Renamo está ubicada en la sierra de Gorongosa, en la provincia de Sofala, donde los efectos del ciclón han sido más fuertes. Lo que, simplemente, en términos logísticos y de infraestructuras puede derivar en un retraso en el trabajo de desmovilización de los excombatientes.
Con respecto a la organización y celebración de las 6ª Elecciones Generales (presidenciales, legislativas y provinciales), establecidas para el 15 de octubre de este año, es público que las actividades preparatorias básicas como la elaboración del censo electoral van a sufrir retrasos. De hecho, éstas no han empezado el 1 de abril, como estaba previsto. Tal como admitió la Comisión Nacional de Elecciones (CNE), de forma precipitada según algunos especialistas, al proponer el aplazamiento de las elecciones del 15 de octubre a noviembre o diciembre, el país no tiene condiciones para que el censo electoral se inicie en las fechas previstas, debido a los daños causados por el ciclón y las inundaciones en el centro del país, y eso podría tener algún impacto en la celebración de las elecciones. De hecho, el Gobierno corrigió las declaraciones de la CNE y ratificó que no habrá ninguna otra opción que no sea la de mantener la fecha del 15 de octubre, mismo que el censo electoral se inicie más tarde.
Sin embargo, la posible decisión de un aplazamiento puntual de los comicios electorales, siempre y cuando éstos tengan lugar en el mismo año, y siendo ello justificado por falta de condiciones objetivas para celebrar las elecciones – el país actualmente no tiene condiciones económicas, políticas y sociales para celebrarlas, podría ser una opción aceptable para evitar una escalada de tensiones con consecuencias imprevisibles. En particular, porque las zonas afectadas son precisamente algunos de los puntos más fuertes de la oposición. En este sentido, se desconoce aún cómo se podrán crear las condiciones en tan pocos meses para que la ciudadanía de estas provincias pueda estar incluida en este censo y pueda votar en iguales condiciones que en otras zonas del país, un argumento que también parece ser defendido por la oposición. Según diferentes analistas políticos, hay amplias posibilidades de un incremento del voto de protesta al partido Frelimo (más que simpatía por los partidos de la oposición), sobre todo tras el escándalo de las deudas ocultas , lo que abre la posibilidad de que el partido que gobierna desde la independencia pueda perder las elecciones y, consecuentemente el poder. Pues, desde la independencia del país en 1975 se ha ido configurando una fuerte relación de dependencia política y económica entre las instituciones del Estado y el partido Frelimo, un hecho histórico que se refuerza en la actualidad como consecuencia de la combinación de un sistema presidencialista y una organización territorial concentrada y centralizada.
A todo ello, mientras la atención mediática se centra ahora mismo en la región centro del país con una situación de emergencia humanitaria calificada por Naciones Unidas de “desastre a gran escala”, el país se enfrenta al mismo tiempo a uno de los momentos políticos más preocupantes desde que se firmó el Acuerdo General de Paz en 1992. Esta preocupación se ubica en la provincia más al norte del país, Cabo Delgado, desde que en octubre de 2017 comenzó una misteriosa insurgencia violenta, que a día de hoy continúa actuando en la provincia, con consecuencias imprevisibles.
Los ataques en esta provincia han causado ya más de 200 muertos; otros casi 200 “sospechosos de terrorismo” han sido procesados en los tribunales de justicia; y al menos 2 periodistas han sido detenidos, denunciando graves atentados a la libertad de prensa. Esta situación permanece en gran parte inexplorada y poco comprendida. Un primer estudio exploratorio realizado en 2018, sugiere que estos ataques son consecuencia de un proceso de radicalización religioso que conecta realidades locales-internacionales al que se incorporan percepciones de agravios socio-políticos e intereses económicos. Pero, en cualquier caso, cabe la posibilidad de que la naturaleza de la insurgencia haya cambiado o haya estado cambiando desde que comenzó en 2017 y que otras hipótesis puedan y deban ser objecto de un análisis más profundo.
La maldición de la abundancia
Por otro lado, es especialmente importante destacar que el proceso de reducción de los altos niveles de ayuda de cooperación provenientes de la comunidad internacional experimentado en los últimos años, si bien podría haber supuesto un mayor margen de autonomía política y económica para el Estado mozambiqueño y sus planes de desarrollo, parece que la dependencia simplemente se ha trasladado del ámbito de la cooperación al sector privado ligado a la industria extractiva. Lo que, según académicos mozambiqueño ha derivado en la configuración de nuevas alianzas de poder nacional-internacional con intereses económicos opacos en el acceso y explotación de los recursos naturales del país. En este nuevo escenario, la mayor parte de la ciudadanía de Mozambique podrá convertirse en una víctima más de la “maldición de la abundancia”.
Por todos estos motivos, nos parece que se debería poner foco, no sólo en la catástrofe que se abatió en la región centro del país, sino también la comunidad internacional debería asumir una posición de compromiso político constructivo con Mozambique, empezando por: 1) apoyar el aplazamiento de las elecciones, de modo a garantizar que sean lo más justas y abiertas posible; 2) apoyar y participar en la reconstrucción o reposición de las rutinas del aparato del Estado y la modernización de la gestión pública del país a todos los niveles; y, 3) apoyar el país en las estrategias de prevención, mitigación y adaptación al cambio climático. Para la antigua primera dama y ex-ministra mozambiqueña Graça Machel, el principal responsable de la catástrofe es el cambio climático: «es bueno que se relacione con el cambio climático porque los más pobres son los que van a pagar un precio más alto».
Siempre y cuando – asumiendo aquí nuestra, quizás, ingenuidad y voluntarismo – que esa misma “comunidad internacional” se una a las luchas globales por la dignidad de los pueblos, más allá de las buenas intenciones de los ODS, y se libere de las ataduras del modelo capitalista neoliberal vigente y del mercado financiero internacional, que mantiene a países como Mozambique empobrecidos y fragilizados ante los intereses de unas “pocas” empresas transnacionales, no sólo a través de la desposesión de sus riquezas, sino también a través del alto precio a pagar por los impactos del cambio climático, acelerados en parte por ese mismo modelo económico y productivo predominante.
NOTAS
(1 y 2) OCHA (2019): Cyclone Idai https://bit.ly/2Cvxssh METEO FRANCE – La Réunion (2019): Saison en cours sur le Sud-Ouest de l’Océan Indien. Cyclone Idai. https://bit.ly/2HViHmY
(3) WFP (2019): WFP classifies Mozambique as highest-level emergency https://bit.ly/2WHuyZ0
(4) OCHA (2019): MOZAMBIQUE: Cyclone Idai & Floods – Flash Update No. 15 https://bit.ly/2K3yqCf
*Vasco Coelho es Cooperante e investigador. Doctorando en Estudios sobre Desarrollo en la UPV/EHU. Experto en Mozambique
**Manuel Barroso Sevillano es Politólogo. Doctorando en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la UCM. Investigador en Conflictos y en Construcción de la Paz. Investigador sobre el conflicto armado en Mozambique