Acabar con el SIDA es posible

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imagen de la campaña de ONUSIDA

Acabar con el SIDA es posible
«El fin de la epidemia de SIDA es posible», así comienza le mensaje que ha pronunciado Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA, su mensaje en el Día Mundial de la lucha contra el SIDA. Hoy 1 de Diciembre recordamos una vez más esta enfermedad que desde hace tres décadas ha supuesto la pérdida de 36 millones de vidas, la devastación de comunidades enteras principalmente en el África Subshariana, sufrimiento, dolor , estigma y pobreza. Así puede definirse lo que ha supuesto esta enfermedad a lo largo de treinta años.

imagen de la campaña de ONUSIDA
Imagen de la campaña de ONUSIDA

El SIDA sigue matando gente. Miles de personas continúan falleciendo a causa de esta enfermedad. En el día de hoy fallecerán 45.000 personas y otras 6.000 contraerán la enfermedad, la mayoría en los países más pobres de la Tierra, casi todos en un sólo continente, África. Precisamente la pobreza es una de las causas que explican la mortalidad de esta enfermedad: los países donde más personas mueren son, precisamente, los países más pobres y con peores infraestructuras de salud.    

Treinta y tres millones de personas viven con el VIH.  Y esto es la consecuencia de que a pesar de los progresos evidentes que ha habido en la lucha contra el SIDA, aún se deben de hacer mayores esfuerzos para conseguir el objetivo que formula el Director de ONUSIDA con que iniciamos el artículo. En esta linea hay que señalar que en 2013 dos millones de personas iniciaron el tratamiento con antirretrovirales, la cifra más alta hasta ahora, pero sólo  el 67% de las mujeres embarazadas que tienen sida en países de renta media/baja recibieron tratamiento en 2013 para prevenir la transmisión a sus recién nacidos y solamente el 23% de los niños enfermos recibieron tratamiento en 2013, comparado con el 37% de adultos.

Y son cinco los grupos de población que actualmente son la clave para controlar la extensión de la epidemia sufren la exclusión y tienen más dificultades para recibir tratamiento: homosexuales, personas que ejercen la prostitución, consumidores de drogas inyectables, transexuales y presos

ONUSIDA acaba de presentar los datos de su informe anual. Si bien hay datos para mostrarse optimista, todavía  no se ha avanzado tanto como sería deseable y, además, posible. Veamos los datos más llamativos y por los que se felicita ONUSIDA en su informe:

1 – El número de personas que se infectan con el VIH continúa disminuyendo en la mayor parte del mundo, con un descenso del 38% desde 2001.

2- Los avances han sido espectaculares en la disminución de nuevas infecciones por el VIH entre los niños: en 2013, 240.000 niños se infectaron con el VIH, el 58% inferior a 2002.

3- Las muertes relacionadas con el sida han disminuido en un 35% desde 2005, año en el que se registró el mayor número de muertes. En los últimos tres años las muertes relacionadas con el sida han disminuido en un 19%, lo que representa la mayor caída anual en los últimos 10 años.

4- Casi la mitad de los adultos que viven con el VIH en África subsahariana conocen su estado.

5- Había 12,9 millones de personas que reciben terapia antirretroviral a nivel mundial a finales de 2013. El porcentaje de personas que viven con el VIH que no recibe la terapia antirretroviral se ha reducido de 90% en 2006 a 63% en 2013.

Bien, sobre el punto primero podríamos decir que si bien se ha producido un descenso en el número de personas que se infectan cada año, el número sigue siendo muy alto. De hecho, 2,1 millones de personas contrajeron el virus el pasado año, el 75 por ciento de ellos en los 15 países más pobres. La pregunta que nos hacemos es obvia: ¿cómo es posible que con las medidas de prevención y tratamiento que existen actualmente sigan produciéndose más de dos millones de infecciones al año? La respuesta es igualmente obvia: se producen en países pobres, con infraestructuras de salud débiles y escasos recursos económicos para llevar a cabo campañas de prevención, detección o tratamiento.

Sobre el hito 2,  ONUSIDA califica como «espectacular que se haya reducido en un 58 por ciento el número de nuevas infecciones en niños, después de once años. En ese párrafo no se explica, además, que se trata de recién nacidos. Es trágico que aún se produzcan infecciones madre-recién nacido cuando la prevención es tan sencilla como aplicar tratamiento a la madre justo antes del parto. Fácil y barato, pero 240.000 niños nacieron con el VIH transmitido por su madre. De nuevo en los países más pobres.

El punto 3 es también una forma de ser optimista si se quiere. Pero también puede analizarse desde el otro lado: una disminución de un 19 por ciento del número de fallecidos sigue siendo insuficiente, máxime existiendo, como existen, tratamientos eficaces (más adelante nos detendremos en la accesibilidad, o la falta de ella, causa de nuevas infecciones y muerte).

El punto 4 supone una tragedia: «Casi la mitad de adultos que viven con el VIH en África subsahariana conoce su estado». Bien, eso quiere decir que más de la mitad no sabe que está enfermo , esto supone 11 millones de personas no sólo no lo saben sino que puede seguir contagiando a otras personas.

El hito 5 es una refinada manera de ocultar la tragedia. Dice el Informe: Había 12,9 millones de personas que reciben terapia antirretroviral a nivel mundial a finales de 2013. El porcentaje de personas que viven con el VIH que no recibe la terapia antirretroviral se ha reducido de 90% en 2006 a 63% en 2013. Traduciéndolo quiere decir que 3 de cada 5 personas no tienen acceso a tratamiento: 22 millones de personas no reciben medicamentos para su enfermedad. Equivale a la mitad de la población de España.

Obviamente, este falso optimismo puede conducirnos -lo está haciendo ya- a bajar la guardia, a descuidar el esfuerzo. De hecho, el SIDA no forma parte ya de la agenda política, ni es una prioridad. Obviamente, no pueden dejarse de lado los avances: 13 millones de personas reciben tratamiento con antirretrovirales, la mayoría (11,7 millones) en países pobres.

Los cinco grupos vulnerables

ONUSIDA ha advertido en su informe de que hay cinco colectivos muy importantes, fundamentales, para contener la extensión del virus si se actúa correctamente. Son los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres, las personas que ejercen la prostitución, los consumidores de drogas inyectables, los transexuales y los presos.

Estos cinco grupos constituyen los cinco grupos de riesgo mayor para contraer la enfermedad, pero son quienes menos posibilidades tienen de acceder a un tratamiento, entre otras razones porque en muchos países quedan fuera de los servicios de prevención, detección y tratamiento del VIH al considerarse que carecen de derechos o tienen comportamientos que atentan contra las leyes de esos Estados, lo que constituye una política discriminatoria que obstaculiza, además, la lucha contra la extensión de la enfermedad.

Los estudios indican que la probabilidad de contraer la infección por VIH es 14 veces mayor en las trabajadoras del sexo que en otras mujeres, 19 veces mayor en los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que en la población general, y 50 veces mayor en las mujeres transexuales que en otros adultos. Para los consumidores de drogas inyectables, el riesgo de infección por VIH también puede llegar a ser 50 veces mayor que en la población general.

Estas medidas en los cinco grupos más vulnerables se consideran claves, ya que estas personas viven con otras personas, tienen parejas, hijos… La OMS considera que el hecho de no prestar tratamiento a esos grupos “pone en peligro los progresos en la lucha contra la epidemia mundial y la salud y el bienestar de las personas, sus familias, y la comunidad en general”. Es, pues, una medida de salud pública que tendrá beneficios para todos.

Sin embargo sólo el 70% de los países tienen en cuenta las necesidades de dos grupos como son los hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres y las personas que ejercer la prostitución. La cifra cae hasta el 40% cuando se trata de consumidores de drogas inyectables. Este hecho es especialmente importante en países como los del Este de Europa, donde los consumidores de drogas inyectables suponen más de la mitad de los enfermos de SIDA y donde sólo la tercera parte de ellos tiene acceso a tratamiento. Y por último, casi ningún país tiene en cuenta las necesidades específicas de los transexuales, que tienen muchas dificultades para acceder a los servicios que podrían proporcionarles tratamiento.

La comparación con los países donde estos colectivos reciben tratamiento demuestra que hay una disminución de la morbilidad y la mortalidad en dichos grupo y una disminución de las tasas de nuevas infecciones. Entre los países donde se aplica una política de prevención específica a esos colectivos y donde se han conseguido grandes avances destaca España, aunque carecemos de datos sobre el impacto que las medidas que han supuesto la expulsión del sistema de salud español de ciertos colectivos, como los inmigrantes sin seguro médico.

Sin embargo si miramos hacia otras zonas  del mundo, de mayores recursos, los progresos están siendo tan evidentes, que hay zonas del planeta que ya hablan en fechas próximas posibilidad de cero infecciones por año. Es el caso de SanFrancisco, donde la nueva estrategia de Salud Publica RAPID (Rapid Antiretroviral Programa Iniciative) consistente en iniciar  dicha  terapia en el momento de  conocer la infección del VIH, y no esperar a la bajada de los CD4 , ha resultado en un descenso drástico de las nuevas  infecciones. Los estudios en esta población muestran que el virus es indetectable, lo que supone que el sistema inmunológico no ha sido dañado y que estas personas no trasmitirán la enfermedad.

A estas iniciativas novedosas cabe añadir las medidas que la propia Organización Mundial de la Salud ha lanzado el pasado 20 de julio, en la Conferencia Internacional sobre SIDA que se celebró en Melbourne (Australia):  las Directrices Unificadas sobre la prevención, diagnóstico, tratamiento y atención de la infección por VIH en grupos de población claves. En las Directrices se formulan unas recomendaciones para que los países eliminen los obstáculos legales y sociales que impiden que muchas personas accedan a los servicios.

Una de las novedades más llamativas contenidas en las Directrices es la recomendación que hizo la OMS para que los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres tomen antirretrovirales como método de prevención ante la infección, además del uso del preservativo. Es el caso de la píldora Truvada , considerada como la píldora del día anterior.  Se hicieron estimaciones que concluían que esa medida (profilaxis antes de la exposición) podría lograr una reducción del 20-25% en la incidencia mundial del VIH en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, evitando así un millón de nuevas infecciones en este grupo de población a lo largo de 10 años . Ante la controversia sobre la oportunidad de dichas pautas, pues se temía  que  aumentara  la promiscuidad y se dejara de usar el preservativo, las investigaciones han demostrado que esto no ocurre.

Para llegar a estos estadios de la  epidemia se necesitan políticas activas de test, para que las personas infectadas conozcan su situación y puedan iniciar tratamientos en sus inicios.

En España, discriminación

En España, la falta de  la falta de campañas de prevención y de acceso al test, hacen que las personas conozcan su infección en etapas avanzadas de la enfermedad y durante estos periodos han sido los portadores del VIH una gran fuente infección.  Esto está ocurriendo en nuestro pais en el colectivo gay, por lo que urge campañas activas tanto de prevención como de acceso al test rápido para poder iniciar  los tratamientos en las primeras etapas.

También en nuestro país de una vez por todas se debería dejar de considerar al SIDA  como una enfermedad infecto-contagiosa, ya que es una enfermedad infecciosa y no contagiosa. Esa visión dificulta y provoca discriminación en las personas que reciben tratamiento y a quienes debería considerarse más como enfermos crónicos que como enfermos infecto-contagiosos.

En esta situación que nos encontramos, en la que ya sabemos cómo controlar la epidemia sin necesidad de esperar a una vacuna y a tratamientos curativos, es el momento en el que los movimientos civiles junto con los profesionales sanitarios , científicos y donadores, libren una nueva batalla como fue la del acceso a los antiretrovirales, para no seguir profundizando la brecha de las desigualdades y poder así conseguir que las zonas más pobres del mundo dejen de ser campo abonado para el SIDA.

Es urgente que las medidas planteadas por ONUSIDA en su informe que se publica hoy se agilicen y se implementen con rapidez y energía, pues cada día que pase sin conseguirlo supone muerte, devastación y sufrimiento, para que podamos hacer realidad las palabras con las que iniciamos el artículo. No hacerlo sería una gran responsabilidad de la Comunidad Internacional y profesional y éticamente, sería intolerable.

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