Las campañas de prevención se han visto interrumpidas por la pandemia de COVID-19. De no actuar, más de 769.000 personas podrían morir por malaria en 2020
Héctor Alonso
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho un llamamiento para actuar contra la malaria en África Subsahariana, que mata a más de 350.000 personas cada año. La extensión de la pandemia por COVID-19 ha hecho que las campañas de prevención contra esa enfermedad se hayan visto interrumpidas, poniendo en peligro los avances logrados en los últimos años.
En el informe de la OMS se han analizado diversos escenarios. En el peor -interrupción de reparto de redes antimosquito (mosquiteras) impregnadas en insecticida y una reducción del 75 por ciento al acceso a los medicamentos antipalúdicos- la cifra de muertes se duplicaría hasta llegar a los 769.000 fallecidos, más del doble de la cifra de 2018. Este dato supondría un retroceso de veinte años en la lucha contra esta enfermedad, transmitida por la picadura del mosquito anofeles.
La extensión de la pandemia por COVID-19 en esa región del mundo ha hecho que en muchos países se hayan interrumpido las campañas de prevención. Sin embargo la OMS ha recordado que el COVID-19 está extendiéndose en África a un ritmo más lento que en otros continentes, por lo que habría que aprovechar esta circunstancia para acelerar las campañas de prevención contra la malaria y salvar así decenas de miles de vidas.
Hay países, como Benín, la República Democrática del Congo, Sierra Leona y Chad, que ya están desarrollando campañas de prevención contra la malaria y están tratando de repartir el mayor número posible de mosquiteras antes de que la pandemia de COVID-19 lo dificulte.
Según el Informe mundial sobre la malaria 2019, África subsahariana acumuló aproximadamente el 93% de todos los casos de malaria y el 94% de las muertes en 2018. Más de dos tercios de las muertes fueron en niños menores de cinco años.