Decenas de miles de niños escapan de la violencia de las maras de El Salvador, Guatemala y Honduras y se convierte en refugiados, principalmente en México
Sólo en México, más de 16.000 niños no acompañados fueron detenidos por las autoridades el pasado año mientras trataban de llegar a Estados Unidos, lo que da idea de la magnitud del problema. Son niños que no huyen de la pobreza sino de la violencia de las pandillas o maras de El Salvador, Guatemala y Honduras. ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ha lanzado una campaña para ayudar a estos niños que sólo buscan salvar sus vidas.
Las maras en Guatemala asesinan o extorsionan a miles de niños, o los atraen a sus redes, desapareciendo para siempre de sus familias. Conocidos como pandilleros, los miembros de la pandilla rutinariamente obligan a las niñas y los niños a entrar en sus filas, las niñas como sus objetos sexuales y los niños como soldados a pie.
En estos países crecer seguro se ha convertido en algo casi imposible.
Los testimonios que ha recogido ACNUR son desoladores. María, de catorce años, empezó a ser objeto de acoso por los pandilleros. Su hermana mayor fue captada y nunca volvió a verla. Ella decidió huir. Ese fue el mismo destino que Kevin, de 17 años, que abandonó Honduras por su cuenta después de que un miembro de una pandilla le dijera que tenía que unirse a ellos. «Si no me uno a ellos, me dispararán. Si me uno a ellos, me disparará una banda rival o la policía», así que decidió huir de país.
Todos ellos conocían a compañeros de colegio o de barrio que fueron captados o asesinados por negarse a unirse a estas bandas.
El número de niños no acompañados y separados, como María y Kevin, obligados a escapar de su país, se ha duplicado cada año desde 2011, en lo que se ha convertido en una crisis silenciosa.
Para cumplir con sus necesidades, el ACNUR, el Organismo de las Naciones Unidas para los Refugiados, ha lanzado hoy la campaña Children on the Run (Niños que huyen), para obtener 18 millones de dólares que se destinarían a proporcionar refugio y ayuda a estos niños.
«Cada vez son más los niños que huyen de la extorsión, el reclutamiento forzoso, la explotación y la violencia sexual en toda la región», dijo Renata Dubini, Directora de ACNUR para las Américas. «Se necesitan más fondos urgentemente para proporcionarles a ellos y a sus familias un lugar de seguridad».
El ritmo al que hombres, mujeres y niños buscan seguridad en otros lugares se está acelerando. El ACNUR estima que 182.400 refugiados huyeron de la región norte de Centroamérica en 2016, una cifra que ha multiplicado por diez a las cifras de hace cinco años.
Y entre ellos hay niños que huyen solos. Sólo en México, más de 16.000 niños no acompañados fueron detenidos por las autoridades en 2016. Más de la mitad (58%) de estos niños no acompañados llegaron a la frontera de México con Estados Unidos.
Esta afluencia masiva de refugiados centroamericanos en los últimos años está abrumando a las autoridades de los países de asilo, especialmente en México. Las solicitudes de asilo se han duplicado cada año desde 2011 y aumentaron un 152 por ciento el año pasado, aunque las reclamaciones también están aumentando en Belice, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
El ACNUR ha intensificado sus esfuerzos en América del Norte y Central para recibir a estos refugiados, ofreciendo asistencia en efectivo, abriendo albergues y estableciendo servicios legales y psicológicos.