Pilar Estébanez, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Humanitaria.
Los conflictos actuales y las guerras en Oriente Medio –Siria, Irak- están produciendo las mayores cifras de poblaciones en situación de crisis desde la Segunda Guerra Mundial, y son las mujeres y las niñas quienes más sufren en estas situaciones. En estos escenarios las violaciones de los derechos humanos y la violencia sexual y de género, se han convertido en característica común. Y a pesar de que muchas de estas violaciones de los derechos humanos han sido tipificadas por la Corte Penal Internacional como crímenes de guerra y de lesa humanidad, es un problema que se ha exacerbado actualmente.
Mas del 60% de la población que soporta y es víctima de las crisis humanitarias son mujeres y niñas y niños, y entre la población refugiada llegan a alcanzar entre 70 y el 80 por ciento.
Las mujeres y las niñas están expuestas a la violencia sexual, la tortura sexual, la mutilación genital, los matrimonios forzados, la esterilización forzada o el aborto selectivo en condiciones insalubres, crímenes de honor, etc. Muchas de estas acciones violentas y forzadas pueden derivar en infecciones de transmisión sexual, embarazos no deseados y muertes. De hecho, hasta el 60 por ciento de las muertes maternas ocurren en situaciones de emergencia humanitaria.
Ante esta situación Naciones Unidas, a través del UNFPA (Fondo de Población de Naciones Unidas), ha denunciado la gran deficiencia de asistencia en este campo: sólo el 0,5 por ciento de la ayuda humanitaria está dedicado a la prevención y atención de la violencia contra las mujeres. También se ha constatado una falta de conocimientos especializados para los equipos de atención. Hoy, Día Internacional de la Mujer, debemos recordar estos datos y tomar conciencia de que si no actuamos con decisión no lograremos avances en este campo. Es una cuestión de derechos que no admite demora.
