Afganistán, los refugiados olvidados
Desde el inicio del conflicto soviético-afgano en 1978, la guerra ha separado a los afganos de sus hogares durante más de tres décadas. Desde 2002 más de 5.7 millones de refugiados han regresado a Afganistán, incrementando la población del país alrededor de un 25%. Sin embargo, la tendencia desde 2006 es una disminución de los retornos voluntarios y un aumento de los desplazamientos internos. El número de refugiados regresados en 2011 fue el segundo más bajo registrado por el UNHCR desde el comienzo de la guerra.
Fuente: Costs of War Project, Instituto Watson de Relaciones Internacionales, Universidad de Brown.
Los refugiados que regresan se encuentran una situación muy diferente a la descrita por el gobierno afgano. Según un informe del Feinstein international Center, uno de cada tres niños sufre desnutrición en Afganistán, con tasas mucho más altas en las zonas del país más afectadas por el conflicto. Afganistán tiene la tasa más alta de raquitismo de todo el mundo entre niños de menos de cinco años de edad, y el 15% de la población no tiene acceso a los servicios médicos más básicos.
Más de un 15% de los refugiados que han vuelto a Afganistán han tenido que mudarse de nuevo, generalmente de áreas rurales a urbanas en busca de seguridad, alimento y trabajo, y muchos han sido incapaces de regresar a sus lugares de origen debido a la continua inseguridad o a la imposibilidad de encontrar trabajo. Se estima que en la actualidad hay más de 400.000 desplazados internos en el país, prácticamente el doble que a mediados de 2008.
Pakistán es el país que tradicionalmente ha acogido a los refugiados afganos, pero recientemente Islamabad ha emprendido acciones con el objetivo de hacerlos regresar. En julio de 2012, el gobierno pakistaní anunció que no renovaría los permisos de los refugiados afganos registrados, y a partir de enero ha empezado a tratarlos como inmigrantes ilegales.
Sin embargo, la familiaridad entre Afganistán y Pakistán ha convertido los desplazamientos entre ambos países en un fenómeno cíclico. Según un estudio de UNHCR, un 81% de aquellos que cruzan la frontera regresan a Afganistán habitualmente, y un 36% lo hacen cada tres meses. El objetivo del viaje suele ser buscar oportunidades de trabajo, conseguir servicios sociales o visitar a familiares y amigos.
Con la guerra acercándose a su doceavo aniversario, la situación no mejora en Afganistán. El fin del invierno ha traído consigo un recrudecimiento de los combates, dificultando aun más el acceso a los servicios sanitarios. «Una unidad de la Media Luna Roja fue atacada el martes en el norte, hubo dos muertos y dos heridos», ha declarado Gherardo Pontrandolfi, jefe de la delegación del ICRC en Kabul. «Mientras la atención internacional se centra en otras crisis, existe el riesgo de que crezca la brecha entre las necesidades de los afganos y la capacidad de las agencias nacionales e internacionales para satisfacerlas».