Martes, 10 de Noviembre de 2015 09:22 |
El camino más largo: el viaje de los sirios a través del Sahel
Irin
Según se van complicando las opciones para llegar a Europa, cada vez más sirios intentan un nuevo y tortuoso camino para lograrlo: volar hasta Mauritania, a más de 5.000 kilómetros de distancia y luego unirse a una caravana de contrabandistas para recorrer las antiguas rutas de la sal de Mali a través del Sáhara.
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Mapa de la ruta seguida por los migrantes
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Las casas bajas de adobe van apareciendo en el horizonte, mientras el viejo y destartalado camión entra en el valle de Tilemsi, cerca de Gao, a 1.200 kilómetros al noroeste de Bamako, la capital de Mali. Cuando el vehículo se detiene una docena de hombres descienden a estirar las piernas. Las mujeres y los niños permanecen en el vehículo a pesar de las altas temperaturas.
Entre los hombres que han bajado del camión está Mohamed Abdelaziz (no es su verdadero nombre). Dejó su ciudad natal de Homs, en el oeste de Siria a principios de 2012, cuando se intensificaron los combates entre las fuerzas gubernamentales y el Ejército Libre de Siria. Después de pasar tiempo en un campo de refugiados en el Líbano, decidió unirse a un grupo de compatriotas en este largo y peligroso viaje. Su primera intención, cuando salió de Siria, fue la de intentar cruzar a través de Turquía para llegar a las islas griegas, pero cambió de opinión cuando se enteró de que los países del Este de Europa cerraron sus fronteras. Quedarse en el Líbano no era una opción, por la dificultad para encotrar trabajo o regularizar su situación.
Mauritania es uno de los pocos países árabes donde los sirios pueden viajar sin visado, y hay una creciente comunidad en su capital, Nouakchott.
Otros sirios volaban directamente a Argel para atravesar la frontera de Marruecos y tratar de llegar a Ceuta o Melilla, pero Argelia impuso restricciones a los visados para los sirios en marzo, obligando a muchos a usar esta nueva ruta, mucho más arriesgada.
Se calcula que en este momento entre 700 y 1.500 sirios están esperando en el pueblo fronterizo marroquí de Nador para tratar de atravesar la frontera de Melilla.
Negocio para los contrabandistas
Los traficantes de personas parten cada pocos días desde Bamako hacia Gao para transportar sirios y migrantes de otras nacionalidades. Desde allí los migrantes tienen que llegar a Khalil, tierra sin ley a merced de los contrabandistas junto a la frontera de Argelia, que les transportan a través del desierto de
A partir de ahí, es un viaje de varias horas en camionetas a través del desierto de Tamanrasset, la antigua ruta de la sal que en otras épocas se hacía a lomos de camello. Estas rutas por el Sahel son muy peligrosas. Decenas de personas mueren cruzando el desierto del Sahara cada mes, según la Organización Internacional para las Migraciones, a pesar de que es casi imposible determinar el número exacto debido a la vasta zona y el ambiente inhóspito.
La región sin ley Kidal, al norte de Gao, es también una encrucijada y un paraíso para los contrabandistas, que trafican con tabaco, cocaína y otros bienes. Ahora han cambiado esas mercancías por seres humanos.
La OIM recientemente dio asistencia a un grupo de 36 sirios -incluyendo 17 niños y nueve mujeres- que habían venido de Mauritania y se dirigían a través de Gao a Argelia.
Este tráfico de personas se está convirtiendo en una de las principales fuentes de ingresos de la región, donde la gente vive con menos de dos dólares al día. Los sirios pueden permitirse pagar por un "servicio" de más calidad, frente a migrantes de otros orígenes. La tarifa mínima es de 300 dólares por persona. Los contrabandistas pueden llegar a ganar más de 4.000 dólares por viaje.
La policía, el Ejército y los funcionarios locales hacen la vista gorda con el tráfico de migrantes. No en vano ganan mucho más gracias a los sobornos que con su salario.
Largos tramos de la ruta de Bamako a Gao y en Argelia están controlados por grupos armados, como Ansar Dine y Al-Qaeda. No es raro que sean interceptados por el camino y obligados a pagar un "impuesto". Para ellos se está convirtiendo en otra fuente de ingresos.
La llegada de migrantes está transformado ciudades como Gao, donde los sirios suelen permanecer durante varias semanas esperando la salida de un transporte. Esta ciudad está viviendo un cierto florecimiento gracias a los ingresos derivados del tráfico de personas. Está aumentando la construcción y las calles están abarrotadas de todoterrenos. Las autoridades, sin embargo, tienen miedo que este renacimiento económico atraiga a grupos criminales y otras mafias que trafican con armas o drogas o se dediquen a extorsionar a los migrantes. El problema es que el ejército de Mali no tiene capacidad para controlar la zona.
No existen cifras oficiales sobre el trasiego de personas en esa zona, pero se calcula que durante el pasado año las organizaciones que se dedican al contrabando de personas transportaron entre 5.000 y 20.000 migrantes, aunque el año pasado la mayoría eran subsaharianos. Actualmente los sirios son buenos clientes, y con mucho más dinero.
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