Así era hasta el año pasado. Sin embargo ahora las compañías farmacéuticas están compitiendo para ver cuál es la primera que saca al mercado una vacuna. Hace apenas unos días (el 23 de enero) la farmacéutica británica GlaxoSmithKline envió las primeras 300 dosis de su vacuna a Liberia para iniciar los ensayos de fase II.
Los propios responsables de las compañías farmacéuticas reconocían que, aunque algunas tenían aparcadas posibles vacunas a la enfermedad, no había sido una prioridad para ellas desarrollarlas al entender que no iban a producir beneficios.
Un portavoz de GlaxoSmithKline reconoció que no había sido considerada una prioridad porque hasta ese momento el número de personas afectadas cada año era muy pequeño, con una carga global, comparada con enfermedades como la malaria o el VIH, muy pequeña.
"El hecho es que en los cuarenta años desde que se conoce el ébola, incluyendo el actual brote, se han registrado unos 24.000 casos conocidos, menos casos de los que provoca la malaria en una hora".
Ahora, claramente, se ha convertido en una prioridad.
Para otro portavoz de una farmacéutica las empresas investigan ahora por diversas razones: por reputación, para la ciencia o por otras razones, como el beneficio económico.
Aunque el beneficio no puede ser la última razón, las empresas tampoco investigan para perder dinero, eso está claro. En el caso del ébola se les ha incentivado con dinero público - estadounidense, canadiense o europeo - para financiar los costes de desarrollo, y se les ha garantizado que habrá un mercado para las vacunas que produzcan.
Médicos Sin Fronteras ha estado haciendo campaña para alertar por el precio elevado y creciente de las vacunas y la falta de transparencia en la industria farmacéutica. A principios de enero publicó un documento sobre este tema.
Rohit Malpani, director de política y análisis para la campaña de Acceso a las Vacunas de MSF, afirmó que a pesar de las cuantiosas sumas de dinero público invertidas en el desarrollo de una vacuna contra el ébola, se está pidiendo muy poco a cambio a las empresas. "Estas vacunas se están desarrollando totalmente con financiación pública. Se está compensando a los fabricantes por las inversiones y por el coste de los ensayos clínicos. Sin embargo, hay muy poca transparencia en cuanto a esos costes y no está qué garantías existen acerca de los resultados y la forma de garantizar la asequibilidad. Se les está dando un cheque en blanco".
MSF celebra que se destine dinero para comprar cualquier vacuna exitosa, ya que envía una señal a los fabricantes de que hay un mercado, pero creen que se debería ser más exigente. Malpani no sabe qué precios tendrán esas vacunas.
MSF ciertamente no está en contra del desarrollo de vacunas de ébola, y tiene la intención de participar en algunos de los ensayos clínicos fase II, probablemente en sus instalaciones de Guinea.
Los que trabajan en la respuesta a la epidemia tienen más reservas sobre el programa de vacunación. Mukesh Kapila, profesor de salud global en la Universidad de Manchester, acaba de regresar de África Occidental, donde oyó todo tipo de rumores sobre los ensayos clínicos y le preocupa que no se está tomando tiempo para preparar a la gente para la idea de los ensayos de vacunas. "Me temo que van a pensar: todas estas empresas están llegando para probar algunas vacunas sobre la población africana", lo que podría tener un efecto negativo en las personas que vienen a pedir tratamiento, que podrían temer ser usadas para experimentar una vacuna aún no probada. Cuando hacemos estos ensayos de respuesta de anticuerpos, es importante que las hagamos en personas blancas también, no porque es importante científicamente, sino también porque es importante para la percepción pública ".
Kapila cree que tanta prisa puede ser contraproducente. "El pánico asociado a esta epidemia ha llevado a una gran cantidad de atajos, con gente corriendo a través de las fases tempranas de modo que los ensayos en humanos pueden comenzar rápidamente. Todo puede estar bien, pero aún no sabemos cuán efectivas van a ser. ¿Van a dar el 90 por ciento de protección? ¿80 por ciento? ¿O sólo el 50 por ciento? Eso no sería suficiente ".
Kapila añade que la gente está esperando que una vacuna sea la solución a esta epidemia. Una vacuna no sustituye a las medidas de salud pública laboriosas de la identificación de casos índice, la localización y el aislamiento de los contactos. Al creer que una vacuna va a venir a resolver todos nuestros problemas, nos arriesgamos a socavar los esfuerzos de salud pública. Una enorme cantidad de dinero público va en vacunas. Una vez que hemos empezado, que la cosa acabe bien, pero soy escéptico si se trata de un esfuerzo útil, ya sea en la salud pública o por razones sociales y económicas".
Foto: Tommy Trenchard/IRIN
Trabajadores de Médicos Sin Fronteras