Más allá de los debates sobre el pago de la deuda, la austeridad o el Estado del Bienestar, el resultado de las elecciones celebradas en Grecia tienen una consecuencia de la que apenas se ha hablado pero que ofrece un cambio radical a la política seguida hasta ahora respecto de los refugiados y solicitantes de asilo.
Syriza, el partido que derrotó a la ideología anti-inmigrantes del partido Nueva Democracia, se ha comprometido a abrir las fronteras de Grecia y aumentar el apoyo a los migrantes que ya viven en el país.
"Syriza ha adoptado una posición firme contra la demonización de los inmigrantes y las medidas antidemocráticas como campos de concentración y muros fronterizos", afirmó el responsable de política migratoria de la coalición, Vasiliki Katrivanou. "Vamos a tomar medidas para mejorar los llamados guetos en beneficio de todos los que viven allí: los griegos y los inmigrantes", agregó. "Consideramos que nuestra victoria en las urnas es una victoria para los griegos y los inmigrantes”.
Syriza, a diferencia de la política seguida hasta ahora, se está moviendo en una dirección diferente. Considera que los inmigrantes no son una amenaza para la seguridad nacional, sino que son víctimas de las guerras internacionales. Lo que necesitan es integración para convertirse en miembros productivos de la sociedad y no una carga.
Según la Agencia de Refugiados de la ONU (ACNUR), en la actualidad hay cerca de 44.000 solicitantes de asilo en Grecia, además de 3.500 refugiados reconocidos. Según el Consejo Griego de los Refugiados, durante 2014 entraron en el país cerca de 30.000 sirios.
La afluencia está creciendo rápidamente: ACNUR dijo que 43.500 personas fueron rechazadas en las fronteras entre Grecia y Turquía en 2014, un aumento del 300 por ciento en comparación con el año anterior. El país tenía una tasa de aceptación del 19 por ciento de los solicitantes de asilo en el último trimestre de 2014, muy inferior a la de la Unión Europea, que es del 48 por ciento.
El gobierno de Syriza también se ha comprometido a frenar la presunta práctica de obligar a los inmigrantes y solicitantes de asilo que llegan desde Turquía a regresar al otro lado de las fronteras. La anterior administración negó tales afirmaciones, pero el ACNUR ha documentado que los solicitantes de asilo son enviados de vuelta a Turquía, los barcos de inmigrantes son ignorados por la guardia costera griega a pesar de las llamadas de socorro y se ha usado violencia para rechazarlos. Los controles fronterizos más estrictos han empujado a los contrabandistas a tomar medidas cada vez más extremas. Según la Organización Internacional para las Migraciones, el año pasado al menos 4.077 refugiados murieron mientras trataban de cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, muchos con destino a Grecia.
Los diputados Syriza han cuestionado las acciones de los guardacostas que supuestamente hacen retrocecer las embarcaciones en el mar, y se ha acusado directamente a las fuerzas fronterizas de ser culpables de numerosos naufragios en el Egeo.
Cuando los solicitantes de asilo y e inmigrantes llegan a Grecia, la mayoría son llevados a centros de detención. Tras su liberación, la mayoría reciben una orden de deportación dándoles sólo una cantidad limitada de tiempo para regresar a sus países de origen.
Elektra Koutra, abogada de una asociación de derechos humanos con sede en Atenas trabaja para garantizar protección segura y asilo para familias con menores de edad especialmente. Esta abogada dice que los solicitantes de asilo no entienden las consecuencias legales de sus órdenes de deportación y suelen quedarse más allá de la expiración.
"Uno de los niños que representé vio morir a alguien durante su viaje y en vez de recibir ayuda psicológica por su alto nivel de estrés recibió una orden de deportación".
Reformar el Acuerdo de Dublín
Otra cuestión clave es el acuerdo de Dublín, que Syriza ha llamado a ser renegociado. El acuerdo, firmado en 1990, establece que los solicitantes de asilo en la UE deben solicitar asilo en el primer país al que llegan antes de poder viajar a otros estados europeos. Así, un porcentaje desproporcionado de los casos caen sobre los hombros de los países del sur de Europa como Grecia, Italia y España, fronteras naturales a la migración. Los políticos griegos venían asegurando que el país no podía hacer frente a esta oleada de inmigrantes, con una economía que se ha visto reducida en un 25% en cuatro años.
"El problema con el sistema de la UE de asilo, en especial el Acuerdo de Dublín, es que se basa en una noción errónea de que todos los Estados miembros son capaces de proporcionar el mismo nivel de protección a los refugiados", explica Koutra.
Aunque Syriza parece que quiere reformar el Acuerdo de Dublín, hay poco interés en el norte de Europa en acceder a esa reforma, por lo que Syriza intentaría recabar el apoyo de los países del sur de Europa. La tarea de Syriza parece hercúlea, con la economía en ruinas y teniendo que hacer frente al sostenimiento de miles de refugiados, sin embargo, para miles de inmigrantes y solicitantes de asilo, podría ser una esperanza si Syriza consigue agrietar la resistencia de los países del norte.