La seguridad alimentaria, particularmente a lo largo de la frontera, está empeorando debido a la llegada regular de refugiados nigerianos, que a menudo dependen de los alimentos de las comunidades de acogida. "A menos que se haga algo para ayudar a los agricultores y abastecer a los mercados locales con productos de primera necesidad, la región está en riesgo de hambruna", dijo Midjiyawa Bakari, el gobernador del extremo norte.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) estima que el 54 por ciento de los hogares en las regiones Norte y del Extremo Norte de Camerún se enfrentan ahora a la escasez de alimentos.
UNICEF estima que la tasa de malnutrición aguda global en el Extremo Norte fue del nueve por ciento en noviembre. El ministerio de Agricultura de Camerún estima que la situación ha "empeorado notablemente" desde entonces y que las tasas de malnutrición entre los niños menores de cinco años son ahora superiores al 20 por ciento en muchas de las comunidades afectadas. Esta cifra supera el umbral de emergencia de la Organización Mundial de la Salud, del 15 por ciento.
Disminución de la producción de cereales
Una evaluación reciente del ministerio de Agricultura en los tres departamentos más afectados del Extremo Norte, Mayo-Sava, Mayo-Tsanaga y Logone y Chari, encontró que aproximadamente el 70 por ciento de los agricultores han abandonado sus fincas, y muchos más han perdido en las actividades agrícolas clave , tales como la siembra, durante los últimos seis meses.
Boko Haram ha estado activo en la vecina Nigeria desde 2009, matando a miles de personas y provocando el desplazamiento de casi un millón de personas, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Los ataques transfronterizos de Boko Haram en el norte de Camerún se han vuelto más frecuentes y cada vez más violentos en los últimos meses. Más de dos docenas de aldeas a lo largo de la frontera han sido asaltadas desde principios de diciembre. Al menos 80 personas fueron secuestradas a principios de este mes. El gobierno dice que por lo menos 10.000 cameruneses han huido de sus hogares por temor.
Además, decenas de hectáreas de tierra en Mayo-Tsanga originalmente destinados a la agricultura, se han convertido en campos de refugiados o en asentamientos de los desplazados internos.
El toque de queda, que prohíben la circulación de personas y vehículos, ha restringido el movimiento de muchos agricultores. Como resultado, la producción de los cultivos de cereales, como el sorgo, el mijo, caupí y el arroz, se redujo en más de un 50 por ciento el año pasado, según el ministerio, que calcula que la región necesita 770.000 toneladas de cereales cada temporada, pero en 2014 sólo se produjeron 132.000 toneladas.
Los habitantes de la zona ven cómo sus recursos van disminuyendo y muchos han tenido que empezar a comerse el grano que estaba reservado para semilla.
Interrupción del comercio
Más del 60 por ciento de los ingresos de la región por lo general proviene del comercio transfronterizo con Nigeria y Chad, pero sin productos para vender y muy pocos clientes, muchos comerciantes han abandonado sus puestos en el mercado.
El comercio transfronterizo de ganado, uno de los pilares de la región, también se ha desacelerado drásticamente.
La falta de mercados y productos ha hecho que el precio del arroz en Kolofata, una comunidad en el departamento de Mayo-Sava que ha sufrido la peor parte de los ataques de Boko Haram, por ejemplo, haya aumentado de0,34 dólares por kilogramo a 0,52 dólares por kilo. Los precios de otros productos básicos, como el maíz, el sorgo y la gasolina, se han incrementado entre un 20 y un 80 por ciento desde marzo de 2014.
Planes de socorro
El gobierno de Camerún está trabajando en estrecha colaboración con las agencias humanitarias y de ayuda, tales como el Programa Mundial de Alimentos, UNICEF y la Agencia de Refugiados de la ONU, para proporcionar alimentos, refugio y atención médica a los refugiados y las comunidades que los acogen. Sin embargo, las limitaciones de financiación y la inseguridad en la frontera han limitado sus acciones. Necesitan 126 millones de dólares para ayudar a los más vulnerables. La financiación ayudará a proporcionar ayuda alimentaria de emergencia e insumos agrícolas para la población.
El 16 de enero, el presidente Paul Biya también se comprometió a entregar "toneladas" de cereales, como arroz, mijo y sorgo, junto con aceite y otros productos de consumo, a la región, pero no dijo cuánto o cuándo llegaría.