Recrudecimiento de la situación humanitaria en el Congo

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Recrudecimiento de la situación humanitaria en el Congo

El este de la República Democrática del Congo ha sufrido casi dos décadas de luchas continuas entre fuerzas rebeldes, el ejército y los países vecinos por el control del territorio y los recursos minerales en un conflicto considerado el más mortífero desde la Segunda Guerra Muindial, causando más de 5 millones de muertos desde 1998. Pero según el presidente del ICRC, Peter Maurer, que recientemente visitó el país, «la violencia y el sufrimiento infligidos a los habitantes del este del Congo ha alcanzado un nivel raramente visto. El resurgir de tensiones entre comunidades y la fragmentación de los grupos armados cada día hunden a la región un poco más en el caos y la violencia».

El martes pasado, un ataque de Mai Mai (el nombre genérico que se da a la multitud de grupos armados que luchan por el territorio) a una base del ejército causó al menos 31 muertos. En marzo otro grupo rebelde asaltó la explotación minera de Lububumbasi, hasta entonces considerada una de las más seguras del país. Naciones Unidas ha advertido del gran incremento de ataques a civiles, especialmente de casos de violencia sexual sin discriminación de edad por parte tanto de soldados como de rebeldes. Utilizada como arma de guerra, se estima que el número de violaciones diarias en el país supera las cuarenta.

Aparte del más conocido M23, que ha declarado la guerra al gobierno acusándolo de incumplir un acuerdo de paz, se cree que existen más de 30 grupos armados solamente en la provinvia de Kivu Norte. La ONU ha creado una «brigada de intervención» de 3.000 soldados encargada de llevar a cabo acciones ofensivas (en vez de limitarse a la tradicional defensa de civiles llevada a cabo por los cascos azules) con el objetivo de neutralizar a estos grupos rebeldes. El M23 ya ha avisado que responderá si es atacado, y algunos expertos militares han cuestionado la fortaleza de la brigada (formada por 3.000 soldados de Malawi, Tanzania y Sudáfrica) y han calificado la misión de la brigada de «pesadilla logística».

Varios grupos de ayuda humanitaria en la zona se esfuerzan por tratar a los heridos y enfermos, pero la escasez de suministros médicos (que suelen ser robados) y la gran inseguridad causada por los grupos armados dificultan enormemente su trabajo.

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