Los trenes de mercancías, nueva ruta de la inmigración clandestina
El reciente hallazgo de un grupo de migrantes a punto de morir en un vagón de carga que venía de Turquía obliga a la policía austriaca a revisar los trenes internacionales de mercancías
Los trenes de carga que llegan desde Italia a Austria o desde otras rutas, han empezado a ser revisados por la policía austriaca. Tan sólo pasado mes de noviembre la policía ha detenido a noventa migrantes africanos escondidos en los vagones de carga de trenes que viajaban rumbo a Alemania siguiendo la ruta del Tirol, que es la que utilizan la mayoría de los convoyes que llegan desde Italia. A principios de diciembre encontraron los cadáveres de un hombre y una mujer eritreos dentro de un vagón, donde habían muerto aplastados.
Estas muertes recordaron el terrible hallazgo de agosto de 2015, cuando 71 inmigrantes fueron encontrados muertos por asfixia en el interior de un camión en una carretera de Austria. Para prevenir estas muertes, la policía austríaca revisa los trenes que llegan desde Italia. Además del peligro de aplastamiento por las mercancías que son transportadas en esos vagones de carga, las bajas temperaturas -en torno a los cuatro grados bajo cero- son otro factor de riesgo para los migrantes que tratan de llegar al norte de Europa.
Tras el cierre la pasada primavera de la ruta balcánica por parte de Austria, y los controles del tráfico rodado y de las fronteras por parte de Macedonia y Hungría, ahora los migrantes buscan otras rutas para atravesar Europa.
Tras llegar a las costas italianas en frágiles embarcaciones, obligados tras la impermeabilización de la ruta Turquía-Grecia, muchos emprenden el viaje hacia Austria, Alemania o los países escandinavos ocultos en trenes de mercancías. Tras el hallazgo de los primeros muertos, la revisión de esos trenes se ha convertido en una prioridad de la policía austríaca, que detiene entre 100 y 150 migrantes al día. La policía cree que el centro de operaciones de los traficantes que usan esta vía está en Bulgaria y Serbia, que son quienes manejan las redes de tráfico de refugiados afganos y que son metidos en los trenes a veces en grupos de hasta treinta personas por vagón.
