Cuatro millones de venezolanos se han marchado del país en los últimos cuatro años, provocando una gran presión en los países vecinos
Miles de venezolanos cruzan diariamente las fronteras hacia los países vecinos en busca de seguridad. Desplazados por la escasez de alimentos y medicinas, pero también debido a la violencia y la persecución, el creciente número de venezolanos que huyen de su país está ejerciendo una enorme presión sobre la región.
Más de cuatro millones de venezolanos han emigrado a Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Estados Unidos, México, Costa Rica, Panamá, Aruba, Curazao y España en los últimos cuatro años. Los países vecinos se están viendo sobrepasados por la afluencia continua de venezolanos, especialmente Colombia, Ecuador y Panamá, según un informe del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), una de las ONG más importantes del mundo.
Según Christian Visnes, director de NRC en Colombia, las autoridades colombianas están empezando a pedir cooperación internacional para responder a esta situación. Según esta ONG, la comunidad internacional debe empezar a prestar protección y asistencia humanitaria de forma inmediata.
Muchos de los que han marchado del país cumplen con las características de los refugiados de otros lugares del mundo. Algunas familias aseguran haberse marchado de Venezuela después de que sus hijos tuvieran que dejar de ir al colegio por los constantes disturbios, así como por la falta de alimentos. Muchos están siendo tratados por desnutrición crónica.
Uno de los problemas con los que se encuentran los venezolanos que cruzan la frontera es que el acceso al estatuto de refugiado para los venezolanos en los países vecinos no es posible. Otro problema con el que se encuentran es que muchos llegan a zonas que ya tienen serios problemas de seguridad, como las zonas de conflicto en Colombia, donde se enfrentan a reclutamiento forzoso, explotación, abusos sexuales, homicidios y extorsiones.
Venezuela se enfrenta actualmente a la peor crisis económica de su historia, con un alto nivel de desempleo, escasez de bienes y alimentos y servicios básicos. Además, el país está experimentando un aumento creciente de la violencia. La tasa de homicidios es diez veces mayor que la media mundial. En 2017 se produjeron 89 muertes por cada 100.000 personas, lo que ha situado a Venezuela como el país no en guerra más violento del mundo.
