España ensimismada

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Héctor Alonso
Héctor Alonso

Según el diccionario de la Real Academia Española, ensimismamiento significa “recogimiento en la intimidad de uno mismo, desentendido del mundo exterior”. España está ensimismada, desconectada de lo que está pasando en Europa, del asunto que se ha convertido en el centro de la agenda política de los países de nuestro entorno. Me refiero a la crisis de los refugiados. Para quienes duden de que la crisis de los refugiados es el asunto que más preocupa al resto de los ciudadanos europeos les recomiendo que echen un vistazo a los últimos resultados electorales de Alemania, Austria o Dinamarca, o al crecimiento de la ultraderecha en Francia, donde Le Pen podría ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017.

En Alemania el partido Alternativa para Alemania ha aglutinado la oposición a la política de Merkel sobre los refugiados y ya ha conseguido presencia en una decena de parlamentos regionales. Hace unos días ese partido ultraderechista logró el 14 por ciento de los votos en Berlín, y en marzo fueron el tercer partido más votado en Sajonia. En otro land de la antigua Alemania Oriental superaron hace poco al partido de Merkel, con el 21 por ciento de los votos. En Austria, en las elecciones presidenciales de mayo, el ultraderechista Partido de la Libertad obtuvo casi la mitad de los votos y no logró la presidencia por apenas 14.000 papeletas. En Dinamarca el Partido Popular Danés ha sido el segundo más votado y en Holanda el Partido por la Libertad podría ganar las elecciones de 2017.

Respecto de Gran Bretaña, el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) capitalizó el voto xenófobo en el referéndum por el Brexit y agitó el miedo ante la llegada de una marea de refugiados, con los resultados que ya conocemos.

Todos estos partidos tienen algo en común: el nacionalismo y la xenofobia y han hecho de la cuestión de los refugiados su bandera de enganche.

En España nos felicitamos por la práctica inexistencia de la ultraderecha. No podría ser de otro modo en un país que apenas ha acogido medio millar de refugiados, frente al más de un millón de refugiados acogidos en Alemania. Sería preocupante un auge de la extrema derecha en un país que se ha puesto de perfil, imitando a Rajoy, en esta cuestión.

Los principales partidos del arco parlamentario español actúan, asimismo, como si la llegada de más de un millón de refugiados a las costas europeas en 2015 y más de 300.000 en lo que va de año no tuviera que ver con ellos. Como si fueran moscas que sólo incomodan a los comensales de las mesas vecinas en un restaurante.

Cierto es que los partidos con representación parlamentaria concentran todos sus esfuerzos en lograr acuerdos y alianzas que permitan constituir un gobierno, pero ¿qué están haciendo los parlamentarios? ¿A qué dedican su tiempo los diputados? Con una simple consulta a la página web del Congreso podemos comprobar que el tema de los refugiados, o el control sobre qué está haciendo el Gobierno en esta materia, tampoco es una prioridad de sus Señorías: durante la Legislatura XI –desde enero hasta la disolución de las Cortes por la convocatoria de las últimas elecciones- los diputados presentaron algo más de cuarenta preguntas referidas a la crisis de los refugiados, que caducaron al no ser respondidas por el gobierno. En lo que va de la actual Legistatura tan sólo se han presentado diecisiete preguntas escritas al gobierno, quince formuladas por el Grupo Mixto, una por Ciudadanos y otra por el Grupo Socialista. Ninguna por Podemos.

Ni siquiera se han formulado solicitudes de comparecencia a los ministros del gobierno relacionados con esta materia para que den cuenta ante el Parlamento del incumplimiento de las obligaciones contraídas con la Unión Europea.

En las dos campañas electorales que hemos vivido a lo largo de menos de un año, los refugiados tampoco fueron objeto de debate electoral: en el Debate a Cuatro del 13 de junio los candidatos sólo dedicaron un minuto cada uno a los refugiados. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, para decir vaguedades. Pablo Iglesias sí planteó medidas concretas, como  acoger al contingente de refugiados que la Unión Europea asignó a nuestro país, algo que hasta ahora el gobierno ha incumplido, o que los Ayuntamientos puedan llevar la iniciativa en ese asunto. Albert Rivera ni siquiera les dedicó una palabra.

Siendo conscientes de la evidente indiferencia de los políticos españoles respecto de los refugiados, la pregunta que uno se hace es si realmente no lo consideran una prioridad, como sí lo es en el resto de Europa –ensimismados, ya decíamos- o más bien han decidido excluir este espinoso asunto de sus agendas por las repercusiones que podrían tener en sus resultados electorales a la vista de lo que está pasando en otros países. Cualquiera de las dos posibilidades es, lamentablemente, descorazonadora.

 @hdelosrios2

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