El riesgo de la intervención de Kenia en Somalia

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Una mujer somalí camina armada con un rifle delante de un edificio destruido

El riesgo de la intervención de Kenia en Somalia
La intervención militar de Kenia para poner freno a la organización Al-Shabab en Somalia es probable que empeore la situación de varios millones de personas en situación de inseguridad alimentaria y podría estimular el apoyo popular a los insurgentes islamistas, según han advertido las organizaciones humanitarias y los expertos en la zona.

  Una mujer somalí camina armada con un rifle delante de un edificio destruido
           Una mujer somalí armada.
           Foto: Reuters
     
     

 

Kenia lanzó la Operación Linda Nchi (para proteger a la nación, en swahili) el pasado 16 de octubre, lo que ha supuesto el despliegue de tropas terrestres y aéreas entre la frontera keniana y la ciudad portuaria somalí de Kismayo.

El gobierno keniano ha dicho que ha desplegado al ejército para hacer frente a las organizaciones armadas que amenazan la economía de Kenia, fuertemente dependiente del turismo, y su seguridad nacional. En las últimas semanas se han producido secuestros de turistas y miembros de organizaciones humanitarias en Kenia, llevados a cabo, según las autoridades kenianas, por Al-Shabab, que lo ha negado. Un turista fue asesinado a tiros en la costa de Kenia y otro murió en cautiverio.

Seis regiones de Somalia, que están bajo el control de Al-Shabab, y en situación de hambruna, son muy inseguras, lo que reduce en gran medida la capacidad de las agencias de ayuda para llegar a los más necesitados. La crisis alimentaria ha desplazado a cientos de miles de personas, muchos de los cuales han cruzado a Kenia en busca de ayuda en el campo de refugiados más grande del mundo. Dos trabajadoras españolas de Médicos sin Fronteras fueron secuestradas en este campamento hace unos días.

«La principal preocupación es que estamos en medio de una hambruna, donde cientos de miles de vidas están en peligro, la gente está muy desnutrida y necesita desesperadamente más ayuda. Lo último que necesitamos ahora es un conflicto armado que agrave la situación: supondría más desplazamientos y mayores dificultades para que las agencias de ayuda puedan acceder a los civiles”, dijo Alun McDonald, portavoz de Oxfam para el Cuerno, África Oriental y Central. «Ya estamos viendo algún impacto en el acceso humanitario – algunos de nuestros socios locales en Somalia han informado de que la suspensión temporal de algunas actividades a lo largo de los últimos días -. En particular algunos de los trabajos menos inmediatas, tales como ayuda a los agricultores.  Si la inseguridad aumenta, será aún más difícil trabajar”, añadió.

Tony Burns, director operativo de SAACID, una organización no gubernamental somalí que trabaja principalmente con mujeres y niños, dijo: «Cualquier aumento de los conflictos, inevitablemente, tendrá consecuencias negativas para la población somalí civil y la economía local”. Sin embargo, agregó, «si la intervención de Kenia sigue siendo sólo una incursión a corto plazo para demostrar la capacidad militar, yo no creo que haya ninguna consecuencia duradera para el calendario de actividades humanitarias y de desarrollo»

En movimiento

«Muchas personas se están marchando. Nadie quiere quedar atrapado en medio de posibles combates. Yo he enviado a mi familia a aldeas alejadas», dijo un residente de Afmadow, una ciudad situada a 140 kilómetros al norte de la frontera de Kenia.

Al describir la intervención como una “operación conjunta de Kenia y Somalia”, el general Yusuf Hussein Dhumal, comandante de Gobierno Federal de Transición de Somalia (TFG), radicado en la zona fronteriza, declaró a IRIN desde su base en Tabta, a 65 km al norte de la frontera con Kenia, que sus fuerzas controlan Qoqani, a 50 kilómetros al sur de la ciudad de Afmadow. «Ahora tenemos un retraso provocado por las lluvias. Nuestro objetivo, a estas alturas, era controlar Afmadow, pero las lluvias lo han hecho imposible. Mohamed Ahmed Ilkase, un reportero de la televisión nacional de Somalia declaró a IRIN que Al-Shabab se está reagrupando en Afmadow.

Algunas informaciones confirman también que Al-Shabab ha estado reforzando sus posiciones en Kismayo, 500 kilómetros al sur de Mogadiscio, y reclutando a la gente para combatir al enemigo. También se están marchando habitantes de la ciudad. Unos al sur (Kenia), y otros hacia el norte (Mogadiscio).

Varios observadores advierten de que la intervención de Kenia podría ser contraproducente y contribuir a prolongar el problema, en vez de solucionarlo. «El temor es que Al-Shabab sea capaz de reunir el sentimiento nacionalista contra Somalia y Kenia, que se perciba la incursión como una invasión. Al-Shabab ya rentabilizó en el pasado (2007 y 2008) la incursión militar etíope en apoyo del Gobierno Federal de Transición. En aquella ocasión se desató una virulenta oposición nacionalista somalí a la ocupación etíope. «Si la incursión se convierte en una ocupación, entonces sospecho que Al-Shabab será capaz de obtener apoyo y financiación a medida que pasa el tiempo, y las fuerzas armadas de Kenia se enfrentarían a un contexto militar cada vez más complicado», añadió.

Esta opinión es compartida por el profesor universitario somalí Mohamed Farah, quien afirma que “la invasión, yo no sé qué otro nombre darle, sólo ayudará a aquellos contra los que va dirigida». Otros creen que la intervención de Kenia impulsaría incluso la aparición de otros grupos combatientes. Por otra parte, la intención declarada de Kenia de intervenir para proteger una de sus principales vías de ingresos, que es el turismo, podría volverse en su contra si las cosas no van bien. Un enquistamiento del conflicto no ayudaría, desde luego, a atraer turistas a la zona.

Dentro de Somalia, «Al-Shabab respondería con toda clase de acciones: terroristas suicidas, artefactos explosivos, tácticas de guerrillas, emboscadas y ataques contra objetivos asequibles”, asegura Imaana Laibuta, un ex militar keniano que ahora trabaja como consultor de seguridad, y que publicó su opinión en el periódico Daily Nation de Nairobi.

¿Un nuevo territorio?

También hay sospechas de que la intervención está destinada a impulsar el plan ampliamente comentado, pero no admitido por las autoridades de Kenia, de establecer una región semi-autónoma en el sur de Somalia: Jubaland y Azania, con Kismayo como capital.

Desde la perspectiva de Kenia, el principal incentivo para dicha zona sería la de proteger su frontera de las incursiones de Al-Shabab. Kenia también ha tenido mucho interés en reducir la afluencia de refugiados somalíes, alrededor de medio millón de los cuales viven en Dadaab, una actitud demostrada por el retraso en la apertura de un campo de desbordamiento en el complejo.

En abril de 2011, un ex ministro de Defensa somalí, Mohamed Abdi Mohamed, anunció a la prensa internacional que había sido nombrado «presidente» de Jubaland, pero desde entonces no ha habido avances notables en torno a la iniciativa. Muchos creen que ahora Kenia intenta sacar adelante esa idea.

Traducido por ActualidadHumanitaria.com
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