Cuba: La ONU calcula en 56 millones de dólares los fondos para atender a los afectados por Irma

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Plan de Acción 2017

Entre 210.000 y 220.000 hogares se han visto gravemente afectados y más de 75.000 hectáreas de tierra destinada a la producción de alimentos fueron dañadas

En un informe recién publicado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (UNOCHA) se estima que serán necesarios 56 millones de dólares para atender las necesidades más urgentes de la población afectada por el Hurán Irma tras su paso por Cuba. El informe ha sido elaborado por el equipo de UNOCHA en la isla en colaboración con las autoridades cubanas. Las estimaciones preliminares indican que más de 210.000 hogares se han visto gravemente afectados. Aproximadamente 3,1 millones de personas han experimentado un impacto en su suministro de agua.

Menos de un año después del impacto del huracán Matthew, y en un contexto de intensa sequía, el huracán más fuerte jamás reportado en el Atlántico golpeó a Cuba durante más de tres días con vientos de entre 240-250 kilómetros por hora y ráfagas incluso más fuertes. También se produjeron inundaciones costeras y olas de hasta 9 metros.

El diámetro de su área de impacto fue tan amplio (800 km) que los fuertes vientos y lluvias cubrieron la mayor parte del territorio nacional. Debido a su gran tamaño y movimiento lento, varias regiones se vieron afectadas.

Durante el huracán 10,5 millones de personas (el 93,7% de la población del país) estaban bajo la fase de alarma de huracanes.

Las tres fases del Sistema de Alerta Temprana abarcaron todo el territorio nacional, excepto el municipio de Isla de la Juventud.

1,7 millones de personas (15,2% de la población cubana) fueron evacuadas a centros especialmente autorizados por los gobiernos locales y hogares de familiares o amigos, de acuerdo con las directrices del Estado Mayor del Sistema de Defensa Civil cubano. A pesar de los esfuerzos preventivos de las autoridades para organizar a los civiles, Irma causó la pérdida de diez vidas humanas.

13 de las 15 provincias del país, con una población de 9.485.235 personas, se vieron directamente afectadas. Las evaluaciones iniciales estiman daños graves en viviendas, acceso a servicios de agua potable y electricidad, instituciones de salud y centros educativos, instituciones que almacenan o distribuyen alimentos, producción agrícola y pesca, carreteras y telecomunicaciones.

Necesidades humanitarias más urgentes

Las autoridades nacionales están realizando evaluaciones en todas las localidades. El sistema de las Naciones Unidas está en diálogo con las autoridades nacionales y locales en lo que respecta a los daños y ha supervisado todas las fuentes públicas y oficiales de información.

Dada la magnitud del desastre, la evaluación del daño continúa; sin embargo, las estimaciones preliminares indican que entre 210.000 y 220.000 hogares se han visto gravemente afectados hasta la fecha. Como consecuencia de los graves daños a los hogares, la gente también ha perdido sus necesidades como colchones, utensilios de cocina, muebles e higiene, entre otros.

Los daños críticos al sistema de energía eléctrica, la pérdida de tanques y sistemas de recolección de agua – en viviendas e instituciones – y daños a los sistemas hidráulicos y acueductos, causaron serias limitaciones en el acceso a agua potable y saneamiento en estos territorios. 3,1 millones de personas han experimentado un impacto en su suministro de agua. Esta situación es crítica, cuando se combina con la sequía que ya ha estado afectando a la región durante cuatro años.

Más de 75.000 hectáreas de tierra destinada a la producción de alimentos fueron dañadas. Las instalaciones de cerdos, aves y acuicultura fueron dañadas y tienen capacidades productivas limitadas. Las actividades que constituyen una importante fuente de ingresos para la población han sido destruidas.

Además, las instituciones que facilitan el acceso a los alimentos u otros productos subvencionados, como las instituciones para ancianos y las cocinas sociales, han sufrido daños importantes.

Los impactos a las instituciones que proporcionan servicios de salud son graves. Se estima que alrededor del 70% de los hospitales y policlínicos de los territorios afectados están dañados. También existe el riesgo de enfermedades gastrointestinales y transmitidas por el agua.

Alrededor de 2.186 escuelas han sido dañadas, de las cuales 500 están en la capital cubana. La reanudación del año escolar es una alta prioridad para el país y se han creado condiciones para reanudar las actividades educativas en la mayoría de los territorios. Incluso con estos esfuerzos nacionales, hay desafíos para la reanudación de estas actividades en algunas localidades.

Además de los problemas de acceso debidos a daños en carreteras y carreteras, la acumulación de desechos es un desafío durante la fase de recuperación. Esta situación aumenta los riesgos de la cría de mosquitos y, en consecuencia, las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el Zika.

Además, el huracán dañó gravemente los ecosistemas terrestres y marinos, generando desequilibrios ambientales y afectando las fuentes locales de ingresos relacionados con el turismo de naturaleza.

Ha afectado gravemente no sólo las condiciones básicas de vida, sino también las fuentes actuales y futuras de ingresos y medios de subsistencia.

Asimismo, sectores clave como la energía eléctrica, el turismo, la agricultura y la industria azucarera se han visto gravemente afectados. Todas las plantas termoeléctricas a lo largo de la costa norte del país fueron dañadas; las tres principales zonas turísticas del país se vieron gravemente afectadas; y se perdió la producción de alimentos. Estas condiciones implican graves desafíos para los esfuerzos de desarrollo humano sostenible del país y para la propia recuperación.

Descargar el informe del Plan de Acción en Cuba (PDF)

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