Balance descorazonador

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Pilar Estébanez Estébanez
Pilar Estébanez Estébanez

Pilar Estébanez

El 10 de diciembre se celebra el Día de los Derechos Humanos. Como cada año se publicarán artículos haciendo balance, en vez de escribir sobre los avances en ese campo. Resulta descorazonador ver que cada artículo que escribimos sobre cada Día Internacional sea para constatar, no los avances, sino los retrocesos. El año 2016 está siendo uno de los años más nefastos en cuanto a la observancia y respeto de los derechos humanos, no sólo en nuestro país, sino en el mundo.

Cuando escribimos estas lineas aún tenemos frescas en la memoria las declaraciones de un diputado holandés que pide que se dispare contra los refugiados y migrantes que tratan de llegar al continente europeo. O la posibilidad planteada por la Unión Europea de devolver a Grecia e Italia a los migrantes que lograron llegar al continente. También el vergonzoso incumplimiento del gobierno español de su propio compromiso para acoger en nuestro país a 15.000 refugiados sirios, que se ha traducido hasta ahora en apenas 500 personas. O la propuesta de Marine LePen de expulsar a los hijos de los migrantes de la educación pública y de la sanidad.

También nos duele la conclusión del Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas sobre el grado de cumplimiento de los derechos humanos en España: un suspenso. España suspende por las expulsiones en caliente, por el racismo policial, por los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), por la desigualdad de género, la violencia machista o por la “ley mordaza”, además de por seguir siendo un país de destino o tránsito de trata de personas. Sin embargo, no parece que al gobierno le produzca ningún sonrojo que la ONU suspenda a nuestro país en derechos humanos y apruebe, sin embargo, a la “bestia negra” del conservadurismo español, Venezuela.

Respecto al panorama internacional, ya hemos mencionado uno de los asuntos que más violaciones de los derechos humanos ha acumulado durante este año que agoniza: los refugiados y migrantes. Europa viola sus propias leyes y aquí no pasa nada: se firma un acuerdo bilateral UE-Turquía para expulsar a refugiados a cambio de dinero y no sucede nada. Se permite que miles de niños vivan en lamentables condiciones en “centros de acogida”, como eufemísticamente se denomina a los centros de detención, sin acceso a la educación, y sólo se discute interminablemente cómo o cuándo serán expulsados o desplazados a otro país.

Vemos también cada día cómo se bombardea una ciudad -Alepo- en la que viven centenares de miles de civiles y de destruyen sus infraestructuras básicas para dañar lo más posible a la población: hospitales, depósitos de agua, vías de comunicación, instalaciones eléctricas, sin que la comunidad internacional haga un esfuerzo serio para detener la matanza, a pesar de la reiterada y constante violación del derecho internacional humanitario…

Como vemos, el Día Internacional de los Derechos Humanos es, más que una fecha de conmemoración, un día para hacer balance de la lamentable situación de los derechos humanos en nuestro país, en nuestro continente, en el mundo.

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